Por Alfredo García
El “aislacionismo” del presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el “multilateralismo” impulsado por el mandatario chino, Xi Jinping, parece ser el nuevo escenario de la “guerra fría” entre las dos superpotencias rivales. La histórica confrontación ideológica entre EU y China está siendo sustituida por la competencia comercial, aunque por ambas partes prevalece diferente visión del mundo.
El pasado lunes culminó en la capital de Tailandia la fundación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) promovido por China desde 2012, con la participación de altos representantes de 15 países y la exclusión de EU, acuerdo que debe ser ratificado por los parlamentos de cada nación durante el próximo año.
Aunque la India participó en el encuentro, finalmente decidió no incorporarse por razones de “interés nacional”, en espera de mejores mecanismos de protección interna. Trascendió entre sus reservas, el temor de que la amplia zona de libre comercio afecte su producción manufacturera y agrícola. “La India será bienvenida, si en el futuro decide sumarse”, declaró el viceministro chino, Le Yucheng.
La RCEP promete ser “la mayor zona de libre comercio del mundo”. Si la India se incorpora al acuerdo, la flamante organización comercial englobaría el 47% de la población mundial (3,400 millones de personas) y el 32% del Producto Interno Bruto, PIB mundial (22.8 billones de dólares). También abarcaría el 32.5% de la inversión global y el 29% del comercio internacional.
La RCEP está constituida por China, Nueva Zelanda y los aliados “vasallos” de EU: Japón, Corea del Sur y Australia, (lo que indica la soledad de Trump), además de los 10 países que forman la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, (ASEAN, por sus siglas en inglés) Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia, Filipinas, Vietnam, Myanmar, Camboya, Laos y Brunei. La ASEAN es una organización intergubernamental de Estados del Sudeste asiático creada en agosto de 1967 para acelerar el crecimiento económico y fomentar la paz y estabilidad regional, con una extensión territorial de 4’497,493 km2, 646 millones de personas y un PIB de 5.7 billones de dólares.
La nueva alianza comercial Asia-Pacífico, elimina entre sus miembros aranceles sobre más del 90% de los productos y servicios, establece protecciones sobre la propiedad intelectual, las inversiones y el comercio, así como mecanismos para la resolución de disputas entre los países.
El nacimiento de la RCEP contrasta con la decisión del presidente Trump tan pronto llegó a la Casa Blanca, de abandonar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, TPP, tratado de libre comercio integrado por países de todo el mundo liderado por el entonces presidente, Barack Obama, para consolidar el predominio de Washington y sus aliados en la región Asia-Pacífico. El “aislacionismo” de Trump y el inicio de la desaceleración entre las economías de los países asiáticos dio un nuevo impulso al estancado proyecto de Pekín concebido entonces para competir con el TPP.
Mientras tanto en Washington, en medio del fallo de un panel de la Organización Mundial de Comercio, OMC, reconociendo el derecho de China a imponer sanciones compensatorias a EU (3,579 millones de dólares anuales), por incumplimiento en eliminar aranceles “antidumping” (precios inferiores a los de su propio país), voceros norteamericanos y chinos tranquilizaron los mercados mundiales, asegurando que las negociaciones en Washington “avanzaban bien” y que ambas partes esperaban “un acuerdo inicial en este mes”.