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Internacional

Presión por caso Khashoggi vuelve sobre Arabia Saudita

WASHINGTON, EE.UU., 8 de febrero (AFP/EFE).- El presidente estadounidense, Donald Trump, ignoró hoy el llamado del Congreso a pronunciarse sobre el papel del príncipe heredero de Arabia Saudita en el asesinato de Jamal Khashoggi, en momentos en que la presión internacional aumenta de sobre el reino pero también sobre Washington.

Teóricamente, Trump tenía de plazo hasta el viernes para apuntar y castigar a los responsables de la muerte del periodista saudita, asesinado y desmembrado a principios de octubre en el consulado de su país en Estambul por un comando llegado de Riad.

Esta fecha límite fue impuesta por los senadores demócratas y republicanos, quienes activaron el 10 de octubre una ley que otorga 120 días al inquilino de la Casa Blanca para que tome una decisión.

Sin embargo, su administración no tiene intención de acatarla, teniendo en cuenta que ha estado haciendo todo lo posible para preservar una alianza que se considera esencial, aunque este asunto ha empañado profundamente la imagen de los líderes saudíes.

Estados Unidos ya sancionó a 17 funcionarios sauditas a mediados de noviembre, expresó el jueves el portavoz de la diplomacia estadounidense Robert Palladino, aunque indicó que no tenía “nada que agregar” a esto.

Los senadores detrás de este movimiento sobre el caso afianzaron más tarde su solicitud al presidente Trump, reclamando que se pronuncie

“específicamente”, y aún este viernes a más tardar, sobre la responsabilidad del príncipe heredero Mohamad bin Salmán en este sonado caso.

Pero el gobierno de Trump afirma que no tiene pruebas convincentes de la participación directa del joven y poderoso líder saudita, aunque los senadores, después de haber sido informados en el otoño boreal de los hallazgos de la CIA, aseguraron que habían logrado un espaldarazo a su desafío frente al gobernante apodado “MBS”.

Este mismo viernes, el gobierno de Arabia Saudita se pronunció claramente y lanzó una advertencia: MBS “no está involucrado” y culparlo es cruzar “una línea roja”, dijo el ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Adel Al Jubeir.

“Cualquiera que piense que puede dictar lo que tenemos que hacer, lo que nuestros líderes deben hacer, es ridículo”, dijo a la prensa en Washington.

Diálogo de sordos

En un diálogo de sordos entre las dos ramas del poder estadounidense, el Ejecutivo parece decidido a superar este delicado plazo.

Sin embargo, el límite coincide con nuevos acontecimientos vergonzosos para el príncipe. Riad siempre ha negado su participación en el asesinato, implicando a funcionarios de menor rango, presentados como “incontrolados” y actualmente compareciendo ante un tribunal saudita.

Mientras tanto, el relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales afirmó el jueves tener “pruebas” de que el asesinato del periodista, cuyo cuerpo aún no se había encontrado más de cuatro meses después del incidente, fue “planeado” y perpetrado por representantes del Estado de Arabia Saudita”.

A la luz de estas nuevas revelaciones, la novia turca de Khashoggi dijo el viernes que esperaba un cambio de enfoque desde Estados Unidos. Al presentar un libro sobre la vida del periodista, Hatice Cengiz dijo que estaba lista para reunirse con el presidente Trump, quizás en marzo, pero con la condición de que cambie su “actitud”.

En una conferencia de prensa en Estambul, con la voz intercalada con sollozos, añadió que confía más en el Congreso de Estados Unidos para “seguir este caso más de cerca”.

En el Congreso norteamericano, los senadores de ambos lados han optado por no esperar una decisión hipotética de la Casa Blanca para presentar un proyecto de ley “coincidente con la fecha límite” sobre el papel de “MBS” en este sonado crimen.

Este texto apunta a prohibir ciertas ventas de armas a Arabia Saudita, debido al asesinato del periodista, pero también al papel controvertido de Riad en “el conflicto devastador en Yemen”.

Para “impedir que el presidente Trump ponga bajo la alfombra el asesinato de Khashoggi”, el Congreso estadounidense “ahora debe asumir sus responsabilidades”, dijo el senador demócrata Bob Menéndez. Su colega republicano Lindsey Graham, a menudo cercano a las posiciones de Trump, acusó una vez más al príncipe heredero de ser “más que venenoso”.

Carta de 22 senadores

El grupo de senadores, once republicanos y once demócratas, envió una carta a Trump el pasado octubre en la que solicitaban que se identificara a los responsables del asesinato de Khashoggi en un plazo de 120 días.

Ese documento fue firmado por todos los miembros, excepto uno, del Comité de Relaciones Internacionales del Senado.

“Siendo consistentes con la postura de la Administración anterior y con la separación constitucional de poderes, el presidente mantiene su decisión de negarse a actuar bajo las solicitudes de los comités del Congreso cuando sea apropiado”, argumentó en declaraciones a Efe un alto funcionario estadounidense.

La petición de los senadores apelaba a la conocida como “Ley Global Magnitsky”, un texto legislativo aprobado por el Congreso para imponer sanciones, congelar activos financieros y prohibir los viajes a aquellos que violen los derechos humanos en cualquier país del mundo.

El nombre de la ley procede del informador para la inteligencia estadounidense, Sergei Magnitsky, que murió bajo detención rusa en 2008 y cuyo caso impulsó el proyecto legislativo.

Aunque el texto estipula que la decisión de imponer estas medidas corresponde al presidente, también otorga al Congreso la posibilidad de exigir al Ejecutivo que responda en un plazo máximo de cuatro meses a su petición de determinar si existen violaciones de derechos humanos e identificar a sus responsables.

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