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Internacional

Apartheid israelí

Alfredo García

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El pasado domingo durante la reunión semanal del Gabinete, el Trump israelí proclamó desfachatadamente la superioridad racial sionista: “El Estado de Israel no pertenece a todos sus ciudadanos, sino sólo al pueblo judío”, declaró el primer ministro, Benjamin Netanyahu, imitando la sensacionalista táctica de su colega norteamericano de complacer a su base electoral más extremista.

“Por supuesto, el Estado respeta los derechos individuales de todos, judíos y no judíos por igual”, matizó el primer ministro, “pero sólo es el Estado nación del pueblo judío, precisó. “Los demás pueblos, nacionalidades y minorías, (árabes israelíes) ya tienen representación nacional en otros Estados”, definió Netanyahu. Los ciudadanos árabes israelíes, son casi 2 millones de habitantes (21% de la población).

Como en el caso de Trump, el exabrupto de Netanyahu se produce bajo momentos de tensión y enojo, por el resultado de las encuestas sobre los comicios legislativos del próximo 9 de abril que reflejan a su ultraderechista partido Likud, retrasado respecto a la coalición centro-izquierda, Azul y Blanco (colores de la bandera de Israel) que lidera el ex general, Benny Gantz. Los sondeos asignan al Likud 30 legisladores por detrás de Azul y Blanco, al que conceden 35 diputados en un Parlamento de 120 escaños.

A finales del pasado febrero el ex general Gantz y el ex ministro de finanzas, Yair Lapid, adversarios políticos de Netanyahu, acordaron una alianza como alternancia de gobierno frente al primer ministro que ocupa el cargo desde 2009, en medio de graves acusaciones por corrupción, soborno e incertidumbre por el giro dado hacia la derecha religiosa-fascista después de una desesperada alianza electoral con los partidos más extremistas del país.

En la coalición Azul y Blanco también participan el ex ministro de Defensa, Moshé Yaalón y el ex comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa Israelí, Gabi Ashkenazi. Netanyahu respondió a la conducción, Azul y Blanco, en el mejor estilo trumpista: “Son una coalición de generales izquierdistas que aparentan ser de derecha, apoyado por partidos árabes que no reconocen al Estado de Israel” (…) “Un Gobierno de Gantz con apoyo de los árabes, socavaría la seguridad”, advirtió Netanyahu.

Existe gran expectativa sobre la posible unión electoral de los partidos laboristas y pacifistas de Meretz y Nuevo Movimiento, ambos de tendencia socialdemócrata, con Azul y Blanco a pesar de las maniobras discriminatorias del Comité Electoral Central, CEC, para excluirlos. Este bloque político junto a los partidos árabes, es la tercera fuerza parlamentaria y representa en total una quinta parte del electorado de Israel.

Sin embargo, el CEC está midiendo el registro de los partidos políticos a las elecciones legislativas de abril con la racista vara de la Ley Básica del Estado Nación Judío, presentada por Netanyahu el pasado mes de julio y aprobada por estrecho margen de 62 votos a favor contra 55 de un total de 160 curules. La polémica Ley que equivale a una enmienda constitucional, omite y modifica términos democráticos consagrados en la Declaración de Independencia de Israel de 1948, niega por exclusión el derecho a la autodeterminación a las minorías reconociendo sólo a las del pueblo judío y codifica a los árabes como ciudadanos de segunda clase, oficializando la discriminación estilo apartheid.

Con la racista Ley, Netanyahu niega los principios de los fundadores de Israel, que aseguraron en la Declaración de Independencia, “la completa igualdad de derechos políticos y sociales para todos sus habitantes, sin diferencia de credo, raza o sexo; y garantía de la libertad de culto, conciencia, idioma, educación y cultura”.

Como en el caso del autoritarismo del presidente Trump, Netanyahu manipula la Constitución y las leyes para imponer su política segregacionista, socavando los cimientos de la democracia israelí.

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