Por Alfredo García
Lo que faltaba. El Fondo Monetario Internacional, FMI y el Banco Mundial, BM, advirtieron al presidente Donald Trump sobre las nefastas consecuencias de proseguir su escalada de presiones económicas a nivel internacional. La prevención hecha por las emblemáticas instituciones del capital financiero internacional no fueron dirigidas a un inexperto mandatario en temas económicos, sino a la más rancia representación del capitalismo superdesarrollado.
En medio de una expectativa de infarto por las negociaciones que lleva a cabo el gobierno mexicano con la Administración Trump, por el inesperado giro extorsionista dado contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, frente al polémico tema de la inmigración indocumentada, Christine Lagarde, directora del FMI, hizo un llamado para que se reduzca de manera “inmediata” la tensión y evitar el daño “autoinfligido” al crecimiento global. “Hay que retirar las barreras comerciales recientemente aplicadas y evitar que se levanten nuevas bajo cualquier forma”, declaró Lagarde tras advertir que el proteccionismo “no solo tiene el riesgo potencial de dañar el crecimiento y el empleo en los países afectados”, sino que también provoca “un encarecimiento de los bienes de consumo que afecta de manera desproporcionada a las rentas más bajas”.
Por su parte, David Malpass, presidente del BM, destacó que un crecimiento más robusto “es necesario para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida” y reiteró su advertencia hecha el pasado año: “Se corre el riesgo de no cumplir el objetivo de erradicar la pobreza extrema en 2030. Urge hacer reformas estructurales para mejor el clima de negocio y atraer la inversión”, reiteró Malpass.
Según Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo del BM, la situación es “frágil” y la moderación del crecimiento “puede profundizarse aún más” si la confianza sigue cayendo y alimenta la incertidumbre y alertó de los riesgos por escalada arancelaria del presidente Trump. “Si la tensión escala, el impacto será material en las economías de EU y China, y salpicará a los países emergentes”, pronostica Kose.
A poco de celebrarse la decimocuarta Cumbre del G-20 en Osaka, Japón, los días 28 y 29 de junio, la jefe del FMI advirtió que el “momento es delicado”. La preocupación crece por el impacto de la tensión comercial. “El riesgo”, explica, Lagarde, “es que los aranceles que empezaron a aplicarse el pasado verano entre EU y China, reduzca más la inversión, la productividad y el crecimiento, por la pérdida de confianza tanto en los negocios como en los mercados”. Lagarde adelantó que el FMI calcula que esa creciente tensión, puede restar 0.5% al crecimiento global en 2020, cifra estimada por el BM en un 1.0%.
Desde el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, respectivamente, acusaron a EU de “usar tácticas agresivas para abusar de sus competidores y tratar de imponer su jurisdicción en todo el mundo”.
A pesar del negativo escenario económico que puede ser agravado por la guerra comercial promovida por Trump, Lagarde se mostró optimista, exhortando a los países a que combinen sus políticas para “maximizar” la respuesta a una eventual crisis y defender la modernización del actual sistema comercial. “Si todos los países actúan de manera decidida para estimular el crecimiento, el efecto positivo reforzará los unos a los otros”, predijo Lagarde.
Sin embargo, a los directores del FMI y el BM, les faltó examinar la expoliación comercial de Trump desde el ángulo doméstico de EU, con su prepotente estrategia de reelección para 2020.