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Internacional

Embajador de Brasil en EE. UU.: ¿regalo de cumpleaños al hijo de Bolsonaro?

Adriana Robreño

Crónicas brasileñas

“Nunca había visto algo así”, comentan los brasileños que se asombran de la decisión del presidente Jair Bolsonaro de nombrar al menor de sus hijos, Eduardo, actual diputado por el estado de Río de Janeiro, nada más y nada menos que para ser embajador en Estados Unidos.

“Esperemos que el Senado impida semejante locura, aunque no tengo muchas esperanzas”, escribió un usuario en las redes sociales al referirse a la reglamentación de que los embajadores pasen por el análisis de la cámara alta, institución que da la aprobación final pero que puede fallar a favor del excapitán ahora gobernante.

El magistrado del Supremo Tribunal Federal, Marco Aurelio, dijo que su opinión al respecto es “pésima” y considera que la nominación de un familiar para el cargo contradice a la Constitución.

Actualmente la legación de Brasilia en la capital norteamericana está sin titular, considerado el puesto gubernamental más importante fuera del país. El presidente mencionó la posibilidad del nombramiento de su descendiente para el cargo el pasado jueves, un día después de que el joven Eduardo cumpliera 35 años, edad mínima exigida para ocupar la jefatura de una representación en el exterior, de acuerdo a las normas del país suramericano.

Quizá para el cargo en el servicio diplomático brasileño, reconocido a nivel internacional, los requisitos ahora solamente sean saber hablar inglés, ser amigo de la familia de Trump y, por supuesto, ser hijo del presidente. El propio Eduardo dice que él sí tiene condiciones para ser el representante del gigante suramericano en Washington. Su argumento –típico del estilo Bolsonaro–fue: “Ya estuve allí friendo hamburguesas”. Ese punto en el currículum del descendiente del mandatario ha sido como era de esperarse motivo de burlas en las redes sociales.

Brasil tardó mucho tiempo en superar la imagen de ser una republiqueta para ser tomado en serio por la comunidad internacional. Fueron años de postura independiente, altiva, con alianzas fuera del eje de los Estados Unidos. Ahora, esa reputación se está desmoronando.

Sin embargo, ese puede no ser el peor problema del nombramiento de Eduardo Bolsonaro. La consecuencia más dañina debe ser interna, pues desde el punto de vista político, coloca al presidente en una zona de peligro ante la posibilidad de que el Senado rechace el nombre de su hijo y el Tribunal Supremo concluya que viola las reglas que prohíben el nepotismo en la administración pública. Aunque esas dos variantes pueden no ocurrir.

Por otro lado, la intención puede ser atraer la atención de la población hacia un nuevo escándalo político en un momento en que el protagonismo está en el Congreso, donde se discute la ampliamente rechazada enmienda constitucional que reforma el sistema de pensiones y seguridad social, ya aprobada en primer turno en la Cámara de Diputados.

Lo cierto es que es una decisión que deberá ser revisada y, con suerte para los brasileños, será anulada. De lo contrario Papá Noel (Papá Bolsonaro) continuará dirigiendo el país complaciendo con su lista de regalos: a su hijo menor con la embajada en Estados Unidos, a los ruralistas con la entrega de tierras indígenas y con la aprobación de pesticidas, a los narcotraficantes y milicianos con la liberación de armas, a los empresarios y banqueros con la reforma de las pensiones… Una lista de regalos donde los favorecidos no serán los trabajadores.

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