México

'Mover a México”, sólo palabras

* Enrique Peña Nieto prometió “mover a México” y sólo le quedó un tren… a medias / Fue su promesa principal para lograr la “transformación nacional”, pero la frase no tuvo fortuna ni efecto más allá de los anuncios que la reprodujeron con decenas de golpes en radio y televisión

* La realidad en el país resulta dramática, las tasas de crecimiento económico se redujeron al tamaño mínimo y lo único que parecía moverse y agrandarse era la pobreza, así como la brecha económica entre ricos y pobres

 

CIUDAD DE MEXICO, 1 de septiembre (SinEmbargo).- “Mover a México” fue la gran promesa de Enrique Peña Nieto para lograr la “transformación nacional”. Un proyecto que pretendió mover a “la gente, la mentalidad y las instituciones” para vencer los rezagos de desarrollo social a nivel nacional. La infraestructura pública, dentro de esta estrategia, figuró como un eslabón clave para abatir las brechas de desigualdad en todo el territorio nacional.

“La desigualdad en México no sólo afecta a las personas; también [afecta] a los Estados. Hay regiones desarrolladas y otras que padecen aún rezagos importantes. Para cerrar esta brecha e impulsar el crecimiento económico y la competitividad, vamos a dar un impulso decisivo a la infraestructura”, dijo Peña Nieto el 1 de diciembre del 2012, cuando fue investido como Jefe del Ejecutivo federal.

Como parte de este esfuerzo, aquella tarde anunció que a partir de 2013, su Administración implementaría el Programa Nacional de Infraestructura y Transporte (PNI) para “incrementar la infraestructura carretera, ferroviaria y de puertos del país”, además de impulsar “obras de infraestructura para conectar e incorporar el Sur de México a la economía global”.

Con este programa, el Gobierno Federal se comprometió a invertir 7.7 billones de pesos en un periodo de cuatro años (2014-2018). En total, serían realizados 743 proyectos estratégicos en seis rubros específicos (comunicaciones y transportes; desarrollo agrario, territorial y urbano; energía; hidráulico; salud y turismo), de los cuales, 189 estarían concentrados en la región sur-sureste, la más rezagada de todo el territorio nacional.

A pesar de las promesas, dijo a SinEmbargo la doctora María Eugenia Negrete Salas, profesora-investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México (CEDUA), “el desarrollo económico regional sigue siendo un déficit muy fuerte en el cual el Sureste [del país] se quedó rezagado y el desarrollo continuó centrado en el Norte del país y en el Centro, donde están las ciudades intermedias y la Ciudad de México”. La concentración poblacional en algunos puntos, abundó, “es algo pendiente de resolver que requiere de más de un sexenio para mostrar cambios concretos”.

Los resultados de los informes de Balance de obras 2013-2018 de 31 estados de la República Mexicana corroboran esto. La información de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) refiere que las zonas del Centro y del Bajío son las que presentan más avance, en promedio, en el cumplimiento de proyectos de infraestructura estatal (con 84 y 80 por ciento, respectivamente). En cambio, las zonas Norte y Sur del país tienen porcentajes promedio de avance -para el periodo- de 67 por ciento, cada una.

Mientras que Coahuila, Jalisco, Morelos, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz son las Entidades que presentan un mayor porcentaje de avance a nivel nacional (90 por ciento o más), Chiapas, Nuevo León, Oaxaca y Sonora son las que menos avance presentan (de 30 a menos de 50 por ciento).

“Mover a México” también cargó con la esperanza de generar más empleos y una mejor economía, con un modelo inclinado a aprovechar la cercanía con Estados Unidos y el Tratado de Libre Comercio, para convertirse en “un gran centro logístico global de alto valor agregado”, refiere un análisis del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO).

Para lograr el desarrollo esperado, la propuesta del PNI se basó en tres ejes rectores: desarrollo regional y urbano equilibrados, así como “conectividad logística” entre los distintos centros demográficos del país (para lograr un México “próspero” e “incluyente”).

En la opinión del doctor Heriberto García Zamora, especialista en arquitectura y urbanismo de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, “si hiciéramos un balance y fuéramos estrictos, ha faltado planeación en las propuestas y el diseño de los proyectos”. Para el académico, el sexenio de Peña Nieto quedó a deber el cumplimiento de los tres ejes rectores que permitirían “tener un mejor aprovechamiento de toda la superficie de nuestro país en beneficio de las personas y sus condiciones de vida”.

Esta situación se debe, principalmente, a problemas administrativos de un gobierno que se ha caracterizado por su “alto grado de corrupción en el ejercicio del presupuesto”, comentó García.

En ese sentido, el problema en materia de inversión en infraestructura “no es la cantidad del monto invertido, sino la falta de transparencia al momento de ejercer el presupuesto”, pues de acuerdo con la doctora Negrete, “hubo obras inconclusas, canceladas y ejercidas que pudieron ser mayores con un ejercicio presupuestario eficiente”.

Según el Estimado del Avance del Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018 del CEESCO, al finalizar 2018, el avance máximo en inversión que el PNI podrá alcanzar es del 73 por ciento, con una erogación de 5 billones 686 mil 160 pesos (63 por ciento de inversión pública y 37 por ciento de inversión privada).

De los rubros mencionados, el que mayor avance tendrá al cabo de este año será el de comunicaciones y transportes (79.6 por ciento), seguido por los rubros energético (57.4), hidráulico (43.9), de salud (61.2) y de turismo (9.8). El de desarrollo agrario, territorial y urbano no es mencionado.

“Bajo este escenario el PNI se quedó corto en 2 billones 064 mil millones de pesos con relación a la meta planteada de 7.7 billones propuesta en el programa original, lo que equivale a haber dejado de construir siete aeropuertos similares al Nuevo Aeropuerto de México ó 40 trenes CDMX-Toluca”, se lee en el informe del CEESCO.

La inhibición de la inversión pública y privada está relacionada con el entorno económico externo, sobre todo con factores ligados a la reducción de los precios de petróleo y la inestabilidad financiera internacional. Y aunque “vamos por el camino correcto […] queda mucho por hacer para que la infraestructura y el sector de la construcción alcancen los niveles de inversión y los estándares de competitividad y productividad que permitan elevar el desarrollo económico y social del país”, concluye el análisis de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

Las promesas de Peña

En materia de infraestructura, hay 156 de 266 compromisos que Enrique Peña Nieto firmó ante un notario público, como parte de su campaña política de 2011-2012. El Presidente de México, a tres meses de concluir su administración, ha cumplido con el 58.97 por ciento de sus promesas en materia de infraestructura nacional.

Las 92 promesas que Peña sí cumplió, se concentran en 30 estados de la República Mexicana, de los cuales, los estados del bajío concentran los mayores niveles de cumplimiento, con un promedio de 73.51 por ciento, seguido por las entidades del norte (58.73), del sur (54.05) y del centro (47.30).

La Ciudad de México, Hidalgo y Nuevo León se quedaron a la expectativa del cambio, pues allí, ninguna promesa fue cumplida. En la capital del país, Peña Nieto quedó a deber la modernización de la infraestructura hidráulica (compromiso 199) y un programa de apoyo a las principales unidades habitacionales de la zona (compromiso 200).

En Hidalgo, Peña no cumplió los compromisos 79, 81, 82 y 83 que incluían, respectivamente, un proyecto de aviación en el Aeropuerto de Hidalgo, la construcción del libramiento de Ixmiquilpan, la Refinería Hidalgo y la modernización de la Carretera Pachuca-Huejutla. Y en el caso de Nuevo León, el olvido significó la falta de una línea de metro (compromiso 33) y la construcción del proyecto hidráulico Monterrey VI, señalado de estar dirigido a fomentar el fracking para la extracción de gas shale en la zona (compromiso 34).

Asimismo, la única promesa a nivel nacional de Peña Nieto, dirigida a “fortalecer la competitividad área, marítima y ferroviaria del país para acelerar el crecimiento del turismo” (compromiso 27), fue incumplida.

A ella se suman otros 63 compromisos no cumplidos, de los cuales, 25 corresponden a la construcción de puentes, vialidades y carreteras; 13 a proyectos hidráulicos y de drenaje; ocho a infraestructura en puertos y aeropuertos; cinco a obras en materia de transporte público; cinco más en materia de modernización y recuperación de áreas e inmuebles; tres obras ferroviarias y tres hospitalarias, así como el proyecto de la refinería.