“Tenemos que trabajar como gobierno en una política de seguridad que vaya sólidamente acompañada de una política social, responsable de ir generando oportunidades de todo tipo”, aseguró el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de octubre (EL UNIVERSAL).- La eficacia del trabajo de seguridad no se puede sustentar en “violaciones al uso de la fuerza pública”, aseguró el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo Montaño.
El funcionario reiteró este martes que el gobierno actual no va a “caer en la tentación de la idea conservadora de que la fuerza la resuelve todo”, pese a que no se ha logrado disminuir las víctimas de homicidio doloso en el país. En conferencia de prensa, en Palacio Nacional, Durazo Montaño afirmó que el uso de la fuerza pública es un recurso legítimo del Estado que debe ser el último recurso y debe ejercerse en un marco de legalidad.
“La violencia siempre pierde así gane la primera batalla”, expuso. Acompañado de los secretarios de las Defensa, Luis Cresencio Sandoval; Marina, José Rafael Ojeda Durán; Gobernación, Olga Sánchez Cordero; el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio; el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, Durazo Montaño volvió a culpar a los gobiernos anteriores de la violencia que a azota al país.
“En los últimos tiempos ha habido un incremento relevante en la violencia, se ha recrudecido la confrontación entre organizaciones criminales que buscan el control del territorio o la administración de rutas para el trasiego de drogas”, indicó.
En conferencia de prensa, Durazo señaló:
Para concluir, primeramente, hemos presentado la información estadística de diversas fuentes, particularmente del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y del Inegi información que nos permite observar puntos de inflexión en la tendencia de crecimiento de los principales delitos en el país, incluido los más impactantes como el homicidio doloso. El plazo para bajar los índices de criminalidad nos hemos propuesto una meta de lograrlo en los primeros tres años del gobierno y, como decía, consolidar esos resultados y la estrategia en la segunda mitad del gobierno.
Nosotros entendemos el reclamo, o mejor dicho, la mano dura como una aplicación estricta de la ley, sin concesiones de ningún tipo, pero también el marco de lo que establece la ley sobre el uso de la fuerza pública. La ley es el último recurso.
Tenemos que trabajar como gobierno en una política de seguridad que vaya sólidamente acompañada de una política social, responsable de ir generando oportunidades de todo tipo, particularmente para los jóvenes que por años estuvieron sin mayores opciones que constituir la reserva del crimen organizado.
Actuaremos contra toda expresión de ilegalidad, particularmente en estados como Michoacán que tienen niveles de criminalidad y violencia que preocupan, y asumimos como responsabilidad quienes hoy participamos como representantes del gobierno, del Estado mexicano.
Tenemos que asumir que el Estado de fuerza es imprescindible. Aquí el tamaño sí importa. La Guardia Nacional es una institución de dimensión histórica que para cumplir el reto de garantizar seguridad requiere de una dimensión que estimamos en una meta inicial de 150 mil elementos; en el caso de los estados sucede lo mismo, pero no exclusivamente el Estado de fuerza.
Nosotros hemos propuesto el modelo nacional de policía que homologue la capacitación, el entrenamiento, los valores, que mejore también de manera homologada la condición socioeconómica.
Y por supuesto, una de las vertientes fundamentales –que luego se olvida– es el combate a la corrupción. Lo hemos dicho y lo reitero aquí, no hay crimen organizado que no avance invariablemente de la protección policial; consecuentemente el proceso de combate a la corrupción y de depuración de los cuerpos estatales y municipales es imprescindibles.
Veíamos ayer que el sesenta y tantos por ciento, 66 -si no recuerdo de manera equivocada la cifra- de los mexicanos que ha tenido contacto con un elemento de seguridad ha sido víctima de un acto de corrupción. Consecuentemente, junto con el estado de fuerza, tenemos que avanzar: capacitación, mejoramiento socioeconómico y por supuesto depuración o garantizar cuerpos éticos de seguridad.
Adelante por allá, para avanzar rumbo al final. Y están también los secretarios, subsecretarios, por si tuvieran alguna pregunta para ellos.