México

Retumba el grito

* El Papa Francisco citó “los millones de migrantes víctimas de intereses ocultos, tan a menudo instrumentalizados con fines políticos, a los que se les niega la solidaridad y la igualdad” y lamentó que a estas personas se les considera normalmente “parásitos de la sociedad” ya que “a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza”* El Papa aseguró que “pasan los siglos, pero la condición de ricos y pobres se mantiene inalterada, como si la experiencia de la historia no nos hubiera enseñado nada” y que en las calles de nuestras ciudades crece “el ingente número de pobres que carecen de lo necesario y que en ocasiones son además maltratados y explotados”

CIUDAD DEL VATICANO, 13 de junio (ACIPrensa/SinEmbargo/EFE).- El Papa Francisco denunció que millones de migrantes son “víctimas de intereses ocultos” e “instrumentalizados con fines políticos”, en su mensaje publicado este jueves con ocasión de la tercera jornada que dedica la Iglesia católica a los pobres.

En este mensaje, el Papa aseguró que “pasan los siglos, pero la condición de ricos y pobres se mantiene inalterada, como si la experiencia de la historia no nos hubiera enseñado nada” y que en las calles de nuestras ciudades crece “el ingente número de pobres que carecen de lo necesario y que en ocasiones son además maltratados y explotados”.

El Papa citó entonces a “los millones de migrantes víctimas de intereses ocultos, tan a menudo instrumentalizados con fines políticos, a los que se les niega la solidaridad y la igualdad”.

Mencionó a los pobres a los que vemos “en los vertederos recogiendo el producto del descarte y de lo superfluo” y que se han convertido “ellos mismos en parte de un vertedero humano son tratados como desperdicios, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo”.

Lamentó que a estas personas se les considera normalmente “parásitos de la sociedad” ya que “a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza”.

“Se está siempre alerta para juzgarlos. No pueden permitirse ser tímidos o desanimarse; son vistos como una amenaza o gente incapaz, sólo porque son pobres”, criticó.

“Se ven obligados a trabajar horas interminables bajo el sol abrasador para cosechar los frutos de la estación, pero se les recompensa con una paga irrisoria; no tienen seguridad en el trabajo ni condiciones humanas que les permitan sentirse iguales a los demás. Para ellos no existe el subsidio de desempleo, indemnizaciones, ni siquiera la posibilidad de enfermarse”, denunció el pontífice.

Y ante ello, clamó Francisco, “el corazón de muchos se cierra y se afianza el deseo de volverse invisibles. Así, vemos a menudo a una multitud de pobres tratados con retórica y soportados con fastidio”.

El Papa asegura que, sin embargo, “el pobre nunca encontrará a Dios indiferente o silencioso ante su oración”.

“Se pueden alzar muchos muros y bloquear las puertas de entrada con la ilusión de sentirse seguros con las propias riquezas en detrimento de los que se quedan afuera”, dijo Francisco, pero, agrego, que Dios “destruirá las barreras construidas entre los países y sustituirá la arrogancia de unos pocos por la solidaridad de muchos”.

Para el pontífice, “la condición de marginación en la que se ven inmersas millones de personas no podrá durar mucho tiempo. Su grito aumenta y alcanza a toda la tierra”.

Discurso del Papa:

El Papa Francisco advirtió a aquellos que participan en la exclusión de los más desfavorecidos, construyendo muros y bloqueando puertas, que Dios está del lado de los pobres y que Él hará justicio. Dios “no olvida”, aseguró.

En el Mensaje del Santo Padre con motivo de la III Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará el próximo 17 de noviembre, y que se difundió este jueves 13 de junio, el Pontífice señaló que “el pobre sabe que Dios no puede abandonarlo; por eso vive siempre en la presencia de ese Dios que lo recuerda. Su ayuda va más allá de la condición actual de sufrimiento para trazar un camino de liberación que transforma el corazón, porque lo sostiene en lo más profundo”.

Así, frente a aquellos que desean alzar muros y bloquear puertas a los más desfavorecidos, el Papa recordó que el pobre tendrá a Dios de su lado, “el pobre nunca encontrará a Dios indiferente o silencioso ante su oración. Dios es aquel que hace justicia y no olvida”.

“La condición de marginación en la que se ven inmersos millones de personas no podrá durar mucho tiempo. Su grito aumenta y alcanza a toda la tierra”, insistió el Papa.

La esperanza de los pobres

Sobre el título del mensaje del Pontífice, “La esperanza de los pobres nunca se frustrará”, ya indica su intencionalidad, pues expresa “una verdad profunda que la fe logra imprimir sobre todo en el corazón de los más pobres: devolver la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida”.

Son palabras del Salmo 9 en el que “el salmista describe la condición del pobre y la arrogancia del que lo oprime; invoca el juicio de Dios para que se restablezca la justicia y se supere la iniquidad”.

“Es como si en sus palabras volviese de nuevo la pregunta que se ha repetido a lo largo de los siglos hasta nuestros días: ¿cómo puede Dios tolerar esta disparidad? ¿Cómo puede permitir que el pobre sea humillado, sin intervenir para ayudarlo? ¿Por qué permite que quien oprime tenga una vida feliz mientras su comportamiento debería ser condenado precisamente ante el sufrimiento del pobre?”.

Explicó que el salmo se compuso “en un momento de gran desarrollo económico que, como suele suceder, también produjo fuertes desequilibrios sociales. La inequidad generó un numeroso grupo de indigentes, cuya condición parecía aún más dramática cuando se comparaba con la riqueza alcanzada por unos pocos privilegiados”.

“Era una época en la que la gente arrogante y sin ningún sentido de Dios perseguía a los pobres para apoderarse incluso de lo poco que tenían y reducirlos a la esclavitud. Hoy no es muy diferente”, lamentó el Papa Francisco.

Denunció que “la crisis económica no ha impedido a muchos grupos de personas un enriquecimiento que con frecuencia aparece aún más anómalo si vemos en las calles de nuestras ciudades el ingente número de pobres que carecen de lo necesario y que en ocasiones son además maltratados y explotados”.

Esa situación generó nuevas formas de esclavitud, familias obligadas a abandonar su tierra, huérfanos, jóvenes sin empleo, víctimas de violencia, de prostitución, de las drogas.

“Con frecuencia vemos a los pobres en los vertederos recogiendo el producto del descarte y de lo superfluo, para encontrar algo que comer o con qué vestirse. Convertidos ellos mismos en parte de un vertedero humano son tratados como desperdicios, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo”.

A los pobres, “considerados generalmente como parásitos de la sociedad no se les perdona ni siquiera su pobreza. Se está siempre alerta para juzgarlos. No pueden permitirse ser tímidos o desanimarse; son vistos como una amenaza o gente incapaz, sólo porque son pobres”.

Deshacerse

de los pobres

Incluso, el Papa denunció el diseño de una arquitectura hostil “para deshacerse de su presencia, incluso en las calles, últimos lugares de acogida. Deambulan de una parte a otra de la ciudad, esperando conseguir un trabajo, una casa, un poco de afecto...”.

“Cualquier posibilidad que se les ofrezca se convierte en un rayo de luz; sin embargo, incluso donde debería existir al menos la justicia, a menudo se comprueba el ensañamiento en su contra mediante la violencia de la arbitrariedad”.

“Se ven obligados a trabajar horas interminables bajo el sol abrasador para cosechar los frutos de la estación, pero se les recompensa con una paga irrisoria; no tienen seguridad en el trabajo ni condiciones humanas que les permitan sentirse iguales a los demás. Para ellos no existe el subsidio de desempleo, indemnizaciones, ni siquiera la posibilidad de enfermarse”.

Por otro lado, en la frase del Salmo que da título al mensaje, el Santo Padre destaca que “se ofrece una hermosa definición del pobre. Él es aquel que ‘confía en el Señor’, porque tiene la certeza de que nunca será abandonado”.

“El pobre en la Escritura”, subrayó Francisco, “es el hombre de la confianza”. “Estamos ante una descripción realmente impresionante que nunca nos hubiéramos imaginado. Sin embargo, esto no hace sino manifestar la grandeza de Dios cuando se encuentra con un pobre”.

La misión de la Iglesia

El Papa también explicó que la vocación de la iglesia “es la de no permitir que nadie se sienta extraño o excluido, porque implica a todos en un camino común de salvación”. “Los pobres necesitan nuestras manos para reincorporarse, nuestros corazones para sentir de nuevo el calor del afecto, nuestra presencia para superar la soledad. Sencillamente, ellos necesitan amor”, afirmó. Finalizó su mensaje recordando que la condición de pobre no le quita la dignidad a la persona, dignidad “que ha recibido del Creador”.