CIUDAD DE MEXICO, 6 de junio (Agencias).- El combate a la corrupción debería de ser uno de los ejes centrales de las políticas de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, consideró el ministro en retiro, Genaro Góngora Pimentel.
El jurista rememoró varios casos de corrupción que atestiguó a lo largo de su carrera en el Poder Judicial y por su cercanía con figuras de las altas esferas de la política mexicana, varias de ellas contenidas en su libro Los supremos de la Corte.
Góngora consideró que una de las esperanzas de los 30 millones de votos que obtuvo López Obrador en las elecciones de 2018, “no es que ponga una Presidencia amorosa, como ha dicho, sino que comience a limpiar el país de corruptos igual que ha pasado en Sudamérica”.
Recordó cómo en Brasil los escándalos de corrupción han llevado a la cárcel a políticos tan queridos como Lula da Silva.
“Los jueces en Brasil son incorruptibles, ¿no le gustaría que se dijera eso de nuestros jueces?”, cuestionó.
El exministro destacó una serie de propuestas que juristas destacados han planteado para renovar el Poder Judicial:
Que “el Presidente no nombre a los ministros de la Suprema Corte de Justicia”, porque, aunque los elijan los senadores, la influencia del Presidente sobre su decisión es muy grande.
Que los ministros duren solamente seis años en su encargo, con posibilidad de un segundo periodo, basado en una evaluación de su desempeño.
Que el presidente de la Suprema Corte de Justicia ya no sea el titular del Consejo de la Judicatura Federal.
Las memorias del Ministro
En su libro de memorias, Góngora Pimentel relata cómo se dividieron los ministros de la SCJN durante el debate para determinar si se había cometido una violación grave de garantías individuales en el caso Lydia Cacho.
Recordó como la ministra Olga Sánchez Cordero inicialmente se inclinaba a favor de considerarlo una violación grave, pero después decidió cambiar el sentido de su voto.
“Ella me decía, no nos van a dejar Genaro, no nos van a dejar, entonces cambió de opinión”.
Góngora sospecha que el entonces presidente de la Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia, pidió a la ministra Margarita Luna que convenciera a Sánchez Cordero de que cambiara el sentido de su voto.
Rememoró cómo también Ortiz Mayagoitia mandó a un ministro a un evento a Sudamérica, lo que les restó el voto requerido para desechar el proyecto que exoneraba al gobernador de Puebla, Mario Marín.
La petición de Zedillo
El ministro en retiro Genaro Góngora Pimentel dijo que cuando era presidente de la Suprema Corte de Justicia, el entonces presidente Ernesto Zedillo le pidió que intercediera a favor de un exfuncionario del Distrito Federal involucrado en un caso judicial grave.
Góngora recordó cuando recibió una invitación a desayunar a la residencia oficial de Los Pinos. Explicó que, en aquel entonces, cuando el presidente invitaba a desayunar “no era porque estaba interesado en recibir un consejo de un ministro, en su cultura, en que le platicara qué libros interesantes estaba leyendo, nada de eso, era para pedir favores”.
Cuando se sentó a la mesa, Zedillo le explicó que había una persona “que le caía muy bien, que tenía un cargo en el Distrito Federal y estaba en un problema judicial grave”.
“Recomiéndelo usted con la magistrada que va a resolver el asunto”, le pidió el Presidente, que en 1995 lo había nominado como ministro de la Suprema Corte.
Góngora le respondió: “señor Presidente yo no puedo hacer esto, no puedo recomendar asuntos a los magistrados porque son independientes y no volvería a tenerme respeto si yo les estoy recomendando asuntos”.
Aunque a sus 81 años de edad, Góngora no recuerda con precisión la fecha de la reunión, debió haberse celebrado entre enero de 1999, cuando asumió la titularidad de la SCJN, y noviembre de 2000, cuando Zedillo dejó la Presidencia.
En este periodo, el caso más relevante de corrupción gubernamental en el Distrito Federal era el del presunto desvío de 420 millones de pesos, por el que se investigó al exregente Oscar Espinosa Villarreal, quien, en ese entonces fungía como secretario de Turismo del Gobierno Federal.
El exministro recuerda que cuando terminaron de desayunar el Presidente lo acompañó a la puerta. Mientras caminaban, el jurista recordó sentir que el piso se movía. “Pero no era un temblor, era la emoción que sentía de haberle dicho que no al presidente Zedillo”.
Esta es una de las anécdotas contenidas en su libro de memorias titulado Los supremos de la Corte, de la editorial Porrúa México.