Max Lesnik
Si de lo que se trata es de mirar al futuro para diseñar la nación cubana del mañana el único punto del planeta para el que no hay que dirigir la vista es para este Miami cubano, que tenemos delante, tan corrupto en todas sus dimensiones.
Si de política corrupta y sucia se trata, en Miami le damos jaque-mate al resto de todas las otras ciudades norteamericanas, con la sola excepción del viejo Chicago de los tiempos de Al Capone, lo que le ha ganado hoy a esta revuelta ciudad floridana el título nada honroso de la “republiquita bananera” de Estados Unidos.
La política miamense es más sucia y corrupta que la de los peores tiempos de la Cuba de ayer, con la sola diferencia que al menos los “camajanes” de entonces-Senadores, Representantes o Presidentes- por lo menos tenían clase y educación, tomando como ejemplos a políticos maquiavélicos como Grau San Martín, Orestes Ferrara, Santiago Rey o Guillermo Alonso Pujol, quienes con sus trampas electoreras y chanchullos corruptos fueron al menos capaces de darnos una clase de alta política en sus intervenciones tribunicias en el escenario alucinante cubano de aquellos tiempos.
Del Miami en que vivimos poco o nada hay que rescatar para la Cuba del futuro, como no sea el talento de nuestros hijos y nietos que en su inmensa mayoría se dedican al estudio riguroso o al trabajo útil, apartados de la contagiosa contaminación de la politiquería barata de esos incultos bandidos de toda laya que nos gobiernan en las alcaldías municipales o dicen representarnos en el capitolio federal de Washington.
De la política de Miami o de los políticos cubanos de estos entornos, no vale la pena mencionar sus nombres porque ninguno de ellos tiene talento ni honradez suficiente como para servir de ejemplo a los cubanos de la isla enfrascados hoy en el debate en torno a la nueva Constitución cubana.
La sucia Cuba de Miami con sus “Marcos y sus “Rubios” no tiene espacio en la Cuba del presente o del futuro, como no sea un mero sueño de una noche de verano.
“Con todos y para el bien de todos” no quiere decir que los bandidos y los corruptos politiqueros de mala calaña del Miami de hoy quepan en el sueño cubano de José Martí. ¡Que no habrá relajo y todo deberá será con orden!