Opinión

En las Vísperas Navideñas, los Sueños

Jorge Luis Canché Escamilla

Una mañana con sol tenue, viento gélido, el cual golpea al rostro con ligero placer que hacía entrecerrar los ojos para disfrutarlo plácidamente. Su mirada estaba al frente disfrutando el paisaje que en verde, le ofrecía el espacio en que se encontraba. Esperaba, con gran entusiasmo, la llegada de sus compañeros que en la víspera navideña habían planeado reunirse, a fin de verse y convivir por tan significativas fechas. El lugar se encontraba vacío en un principio, uno a uno fueron llegando los comensales, ninguno de sus amigos. Cada uno de ellos mostraba una alegría que no escapaba por ninguna parte del cuerpo. El grupo de amigos esperado, se ha caracterizado por la fraternidad, generosidad y don de servicio en cada uno de ellos. Estos pensares constituían la espera de Fermín, en tanto degustaba un rico café orgánico, de ese recién molido cuyo aroma hacía justamente lo que le acontecía en esos momentos, aspirarlo y transportarlo a cada uno de sus recuerdos que venían a tropel, como una vertiginosa cascada, cual torrente de agua en caída libre. La galleta de nuez fue un excelente acompañante del excelso café, para un paladar exigente desde hace ya mucho tiempo. Le hizo recordar, aquella llegada a su empresa, de una joven que requería llenar una encuesta para una consultora para la cual laboraba. La investigación pretendida, le había llevado a ella.

Al concluir, la joven le hizo saber que tenía que ver otra más en las afueras de la ciudad, preguntándole cómo trasladarse al sitio pretendido, y dado a que conocía a la empresa y al propietario del mismo, se ofreció llevarla. Para todo esto, ya habían hablado de la ciudad, de sus atractivos, a pesar de tener apenas veinticuatro horas de haber arribado, lo que había visto en el centro histórico de la ciudad y la amabilidad de las personas cuando recurrió a ellas, la tenía gratamente cautivada. –Y ahora con la amabilidad suya, mucho más –le hizo saber la joven aludida a su interlocutor. Considerando el tiempo que le llevo a él la encuesta, propuso esperarla, en el entendido de que iba a resultarle complicado retornar a la ciudad. Al no encontrase su amigo empresario, sugirió que la información se la proporcionara el gerente de la misma. A su regreso por el sur, enterado del interés de la dama por la historia, sugirió visitar la Ermita de Santa Isabel. Le dio a saber, a su vez, que fue el paso de los peregrinos con destino a Campeche, camino antiguo que daba lugar a pasar por Hopelchén, poblado de la entidad mencionada. Seguidamente pasaron al Jardín Botánico de la misma Ermita, la cual tenía una cascada y un escenario que en viernes ofrecía veladas culturales y serenatas. Al retornar por la calle 64, le dijo que a su derecha, a unas cuantas cuadras arriba, estaba el populoso y famoso Parque de San Sebastián, el cual en honor a su Santa Patrona, se realizaba una feria emblemática en agosto. Sobre la misma calle, a lo lejos podía verse la silueta del Arco de San Juan, e indicó que éste, en un principio, señalaba los límites de la ciudad, entrada y salida hacia el “Camino Real” rumbo a Campeche. Cuando estaban en el parque, le platicó que en la iglesia del mismo nombre se organizó una sociedad política independentista, que encabezó el padre Vicente María Velázquez, agrupación mejor conocida, como los Sanjuanistas. Al llegar a la Plaza Grande, fueron por un helado en la emblemática Sorbetería Colón, antes le dieron una vuelta a la plaza mirando a los trovadores quienes están en la espera de que un galán enamorado vaya por alguno de ellos, para cantar al amor de sus amores.

En estos pensares se encontraba Fermín, cuando escuchó una voz que le dijo: “¡Hola compadre! ¿Hace mucho que esperas?” Al momento le extendió la mano realizando el saludo correspondiente acompañado de un fuerte abrazo. De ahí, la llegada de todos los demás. La tertulia giró en torno a los parabienes, proyectos futuros, saludos a la familia, principalmente al genuino deseo de disfrutar de una excelente salud. “Sobre todo salud”, exclamaban eufóricos los comensales. Al llegar la hora convenida del despido, reafirmaron disfrutar las fiestas decembrinas y la expresión generalizada de: ¡Feliz Navidad! Desde luego, se tomaron una selfie como evidencia de haber estado, y tener el grato recuerdo de haber asistido. Fermín no retornó a sus recuerdos, a pesar de que un buen café, siempre estuvo presente. Quizá más adelante lo realizaría.

Con esta nota le expreso, amable lector, mi gratitud por estar con usted a través de este medio; a su vez, considero el reclamo que me ha hecho, de no realizar esta tarea con más frecuencia, Prometo hacerlo en adelante. A su vez, expreso esto mismo a Don Mario R. Menéndez Rodríguez, Director del Diario POR ESTO!, símbolo de la Dignidad, Identidad y Soberanía, por darme esta oportunidad de realizar lo inicialmente expresado. Desear a todos, en particular a Don Mario, hermosa familia y estimados colaboradores, una ¡Feliz Navidad y un venturoso Año Nuevo 2020. Gratamente significativo, ¿no cree?