Hugo Carbajal Aguilar
Huexca, Wirikuta, La Parota…
No puede ser que se utilicen los mismos argumentos para justificar inversiones que pretenden ser la salvación del país. Apostarle a ello es empeñar la soberanía, renunciar a la independencia económica y justificar la explotación de los trabajadores, más ahora con la Reforma que nos han endilgado los panistas y los priístas y que se espera tenga un rápido final.
No puede ser, decimos, porque el sobado argumento que se utiliza es la cantidad de dinero que se va a invertir o que se está invirtiendo. El eximio gobernador de Guerrero Zeferino Torreblanca no bajaba a los campesinos que se oponían a la presa La Parota de indios huarachudos e ignorantes “porque no se dan cuenta que hay en juego muchos millones”. Igualmente en Wirikuta, Real de Catorce, se pretendía justificar ese desaguisado ambiental y humano al son de la misma cantaleta. Además se entregaba la tierra a la empresa canadiense totalmente en forma gratuita. ¿Y qué está pasando aquí en Huexca? Algo semejante. Se argumenta que el proyecto ya está en punto de no retorno como afirma la CFE. No aparece en la argumentación ninguna referencia al impacto ambiental, al riesgo de la construcción en zona sísmica, a los porqués de los habitantes que se niegan a esa inversión. Ojalá que este gobierno no se empeñe en obedecer a las grandes corporaciones traicionando así su propósito prístino: servir a la ciudadanía en todo y por todo.
¿O no se supone que es éste un gobierno de izquierda? ¿Resulta exactamente igual quien gobierne cuando de empresas extranjeras se trata? ¿Se doblega todo el aparato estatal en función del interés económico-financiero? ¿La disputa por el poder se ciñe sólo y únicamente a decidir quién va a administrar la pecunia del pueblo y sus recursos naturales? ¿Lo primero es el negocio? ¿Business are business man?
Parece ser que en La Parota ya se decidió suspender ese trabajo que despojaría de sus viviendas, de su forma de vida y de su hábitat natural a miles de familias que serían prácticamente expulsadas y condenadas a vivir… ¿de qué?
En Real de Catorce, aparte de perder sus tierras que serían ¿regaladas? no; ¿vendidas? ni lo piense; con-ce-sio-na-das, se dice, a First Majestic Silver (minera canadiense que “pagó” 3 millones de dólares para obtener 6 mil 326 hectáreas de un total de 140 mil para explotarlas), hay un argumento más: ese enorme sitio es considerado zona sagrada de los huicholes. Recuérdese que la tierra, el agua, la naturaleza toda tiene para nuestros antepasados un significado especial: es la Madre, es el origen, es el principio de la vida, es la vida misma. Al defender su zona sagrada, su “Cerro quemado” defienden su visión del mundo y su mítico significado.
Seguir defendiendo este modelito económico acomodándose a los circunstanciales ejercicios del poder sin presentar al menos una actitud diferente no va a darnos ningún resultado. Escúchense con atención las demandas populares. No es verdad que no se pueda detener un proyecto que resulte inviable sólo porque las empresas presionan y ya han gastado mucho. Discútanse con seriedad y con racionalidad los pros y los contras. Hay suficientes científicos que pueden dar y aportar su sapiencia en torno a este asunto tan delicado.
Ya hoy por hoy sabemos que 90% de las minas son propiedad canadiense, 90% de las playas de Los Cabos son extranjeras y fueron vendidas, concesionadas, perdón, a 12.50 el metro cuadrado. Además, con la carretera Lerma-Tres Marías, con la edificación de Casas Geo y ARA, con la explotación de minas a cielo abierto, con la amenaza de un polo de desarrollo turístico en Cabo Pulmo y otras lindezas, el deterioro ambiental puede continuar. Se han privatizado los Ingenios, los Bancos y más de mil empresas paraestatales; se han perdido empleos mediante decreto presidencial como los de Luz y Fuerza del Centro y Mexicana de Aviación.
¿Seremos capaces de deducir que el mal está en el modelito económico que nos ha sido impuesto desde los genios de Harvard y Yale: Salinas y Zedillo? ¿No podríamos desconocerles sus lauros académicos y sus diplomas por los resultados que dejaron en nuestro pueblo?
Quienes elogian las privatizaciones deberían contestar: ¿Han dado resultado? ¿No es verdad que el Estado ha tenido que intervenir cuando han quebrado fraudulentamente las empresas privatizadas? ¿O qué me dicen del rescate bancario, del rescate carretero, del rescate azucarero? ¿El Estado es valioso cuando rescata empresas privatizadas e inútil e innecesario cuando las administra?
Queda claro, también, que estos ricos que conforman la plutocracia actual se enriquecieron escandalosamente, mandaron al desempleo a miles de nuestros trabajadores y así abarataron aún más la mercancía-mano-de-obra…
Que les sea leve… Hay mucho qué hacer…