Opinión

El mandato ya es revocable

Por Gerardo Fernández Casanova ¡Felicidades México! Al fin disponemos del instrumento legal que nos permite mandar a su casa al gobernante que traicione su compromiso con el pueblo. Ahora sí, eso de que “la Nación se lo demande” que se agrega al juramento al tomar posesión, podrá ser una realidad. La Cámara de Diputados por mayoría calificada aprobó la reforma constitucional que establece la facultad para revocar el mandato, así como el derecho a ser consultado en asuntos de interés nacional, eliminando las excesivas exigencias actualmente vigentes. A eso se le llama democracia participativa y elimina esa añeja conducta de menospreciar al pueblo y su natural sabiduría.

Lo que me parece inaudito y absurdo es que la actual oposición haya votado en contra y haya buscado descarrilar el proyecto, cuando se les entrega en bandeja de plata la oportunidad y la vía para castigar al mandatario que consideren que gobierna mal. Desde ahora dan por hecho que el Presidente López Obrador va a gobernar bien (y yo coincido en esa apreciación) y pretenden impedir que el pueblo así lo confirme en la consulta revocatoria. Auguran que es el antecedente para que luego se reelija por decisión del pueblo, sin tener el más mínimo respeto a la historia de México que hace del tema un tabú intocable y que el Presidente respeta de manera clara y objetiva.

Voy a hacer una confesión de una vergüenza sufrida por la estupidez de quien esto escribe. Fue a mediados de 2010 que tuve la oportunidad de conversar de cerca con el entonces Andrés Manuel y, queriendo yo impresionar con una jugada política de tres bandas, se me ocurrió proponerle que se le llenara de humo la cabeza a Felipe Calderón de que podría ser reelecto y, con ello, que promoviera la modificación constitucional, a sabiendas de que su ambición lo buscaría, pero con la certeza de que jamás sería reelecto, pero que así esa facultad podría ser aprovechada por AMLO dado que seis años no alcanzan para transformar al país. Mi interlocutor fue muy claro en su respuesta en el sentido de que él jamás aceptaría ser reelecto y no me mandó al carajo por simple decencia por lo que yo solito tomé el camino. Una más de mis metidas de pata históricas. Comento lo anterior para consignar la convicción del Presidente de la República en esta materia; lo dijo al tomar posesión y ahora, además, lo confirma y lo firma ante el público cada vez más amplio de sus conferencias mañaneras: No se va a reelegir.

Pero la oposición es pequeña en número y en inteligencia. Cuando se han hecho consultas o ejercicios de participación, ponen el grito en el cielo porque no son apegadas a la ley y porque sólo pueden realizarse en paralelo a comicios nacionales, cada tres años. Ahora dicen lo contrario, que hacer la consulta de revocación en el 2021, junto con las legislativas, sólo sería para beneficio de López Obrador y que es un plan con maña; ni quien les entienda, se contradicen y se revuelcan con tal de joder y joder, sin percatarse que cada una de sus pataletas redunda en su desprestigio y, por ende, en aumento en la aprobación del que pretenden destruir, afán éste en el que ya han mostrado suficientemente su ánimo golpista. Andrés Manuel no es como Chávez, cada quien sus circunstancias, pero los adversarios del Presidente sí son como los antichavistas, proclives al golpe de estado y a la intervención militar de los Estados Unidos.

Y hablando de Venezuela no puedo más que expresar mi total indignación por la miserable y vil actuación del blondo troglodita del Norte y de la trasnochada y criminal oligarquía venezolana que, además de instaurar una guerra de asfixia económica al régimen legítimo y legal de Nicolás Maduro, provocando sufrimiento en el pueblo para imputárselo, ahora escalan su guerra provocando el dislocamiento del sistema eléctrico de casi el 70% del territorio venezolano, provocando severos daños a toda la población sean o no chavistas. Por fortuna ya se pudo reestablecer y dejar en claro la autoría de tal acto del más cruel terrorismo: el enajenado Donald Trump y su marioneta Hwan Hway Do, tal vez comprado al líder coreano en sus últimos acercamientos pensando en Tae Kwan Do, el muy digno arte marcial coreano.

En fin, en México no queremos confrontaciones fratricidas ni conflictos artificiales. La convocatoria es a sumarnos todos para hacer del país una Nación digna y próspera en la que se erradique la miseria, la violencia y la corrupción. Y, por cierto, vamos muy bien y de buenas.

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