Alvaro Cepeda NeriConjeturas
I.- A los locutores de noticieros les da por invitar a expertos en cada especialidad; como en días pasados sucedió con el abogado (me dicen que de formación keynesiana): José Ramón Cossío. Pero por lo general nos les permiten completar su intervención, al interrumpirlos constantemente. Y más cuando, como en el caso, su crítica es contra los que abusan del poder, no conocen el derecho positivo y, tampoco la ciencia jurídica. En uno de esos programas, por radio y televisión, el ex ministro de la Suprema Corte fue invitado para dar sus puntos de vista sobre la aventurada y ocurrente propuesta de Ricardo Monreal (casualmente después de haber desayunado con López Obrador, días antes), consistente en abrogar la Judicatura, ajustar cuentas con todo el sistema federal judicial e impulsar en el Senado la creación de una Sala para conocer de las imputaciones de corrupción, para que la Corte, actualmente de once Ministros, aumente a 16.
II.- Lo anterior claramente con el fin de facilitar su control con los nuevos candidatos que proponga AMLO y así, pues, la “mano negra” pueda manejar los hilos del máximo Poder Judicial Federal; para que de esta manera se puedan obtener resoluciones favorables a los asuntos presidenciales. Así que le cuestionaba a Cossío sobre el tema y cuando éste se iba explayando, lo interrumpía y hasta metía su “cuchara” para impedir que con la Espada de Damocles, el abogado saliera al paso de las ocurrencias lópezobradoristas. Durante todo el programa fue muy obvio el intento de atajarlo con esas interrupciones, para que no dejara caer la espada de su crítica; como muy flaco favor al inquilino de Palacio Nacional (en fracasada imitación al Indio de Guelatao). Ese martes 9 de abril de año en curso, quedó de manifiesto que una y otra vez el abogado intentaba profundizar sus razonamientos, y la entrevistadora le salía paso, solamente para que el entrevistado no lograra su cometido.
III.- Quienes escuchábamos nos dimos cuenta de que el tema de aumentar cinco nuevos ministros, era un tema que podría molestar a quien monitoreaba el programa y que le pasa a López Obrador un resumen; e incluso reportado por el nuevo Cisen donde despacha un militar, en el contexto de la militarización que está sufriendo el país con la Guardia Nacional. Ella, la locutora, comentarista y directora de su noticiero, la señora Carmen Aristegui, padece el síndrome lópezobradorista: el del monólogo ante su invitado; y cuando por fin le concede el uso de la palabra, se dedica a torpedearlo con interrupciones que le impidieron al ex ministro José Ramón Cossío, concluir su análisis. Tal vez sea porque Aristegui debe quedar a tono con el lópezbradorismo e impedir críticas al ejercicio presidencial; y así los radioescuchas se quedan sin conocer tales opiniones. Particularmente se ha vuelto una constante, igual que cuando escucho a López Obrador: apago la radio o cambio de inmediato de estación, porque las libertades de expresión están, pues, siendo objeto de toda clase de censuras.
cepedaneri@prodigy.net.mx