Opinión

Problema Migratorio: Perverso Engranaje

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El Instituto Nacional de Migración (INM) advirtió que los flujos migratorios de centroamericanos en el país están teniendo “un crecimiento muy grande”, con un cambio dramático en la composición de los migrantes. Ahora llegan familias enteras, mujeres con sus hijos que vienen principalmente de Honduras, Guatemala y Nicaragua, sin que les importen los riesgos de pretender transitar de Sur a Norte de nuestro territorio con tal de llegar a Estados Unidos.

Este fenómeno es consecuencia de la multiplicación de problemas derivados de la corrupción de las elites, merced a las injusticias surgidas de un capitalismo en su vertiente más deshumanizada y salvaje. De ahí que la solución de fondo a la emigración forzada pase necesariamente por la recomposición de la economía con objetivos racionales, ya no digamos humanitarios. Centroamérica es la muestra fehaciente del terrible engranaje entre injusticias sociales y descomposición concomitante.

Esta realidad se ha magnificado por la hegemonía de un gobierno irracional decidido a todo con tal de imponer sus designios. Lo vemos con toda claridad ahora, cuando la Casa Blanca está ocupada por un neonazi al que mueven intereses férreos ajenos a un elemental respeto a la vida. El presidente Donald Trump, mientras no sea frenado junto a los intereses imperialistas que lo mueven, seguirá en su escalada de terror contra pueblos indefensos por partida doble: sus gobernantes corruptos se prestan a todas las presiones de Washington, y las cúpulas del poder en la capital estadunidense están dispuestas a hacer realidad la nefasta “Doctrina Monroe”.

Por eso Trump no tiene empacho en amenazar con el cierre de la frontera Sur de su país, a pesar de las desastrosas consecuencias económicas y sociales de una medida tan aberrante, y culpar a México de no poder parar el flujo de migrantes centroamericanos. La semana pasada ya había amenazado con cortar de tajo la “ayuda” económica que otorga el gobierno estadunidense a los países de América Central, sin parar mientes en que esos magros recursos no llegan a sus destinatarios ni contribuyen al mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos.

Como está en el inicio de su campaña por la reelección, el tema de la “amenaza” de los migrantes irá subiendo de tono, por eso hizo muy bien el presidente Andrés Manuel López Obrador en hacer mutis ante los hirientes reclamos de Trump de que el gobierno mexicano “no está haciendo nada para detener a los migrantes”. Sería tanto como secundar las provocaciones del deslenguado inquilino de la Casa Blanca, como lo quiere para que suban sus bonos electoreros.

El presidente López Obrador ha reiterado que la migración forzosa no será detenida mientras no existan condiciones sociales y económicas que arraiguen en su suelo patrio a los migrantes que huyen de su patria en busca de un mejor destino, aunque ello conlleve riesgos mortales. ¿Por qué los principales organismos internacionales no responsabilizan a los mandatarios de esos países en la debida atención al gravísimo problema?

Porque a Estados Unidos no le interesa que se resuelvan las causas profundas del mismo, sino acentuarlas para tener justificación para presionar como lo hace y crear problemas a México, más de los que tiene por los treinta y seis años de neoliberalismo y cuatro meses de un despegue incierto de sexenio en el que abundan sobresaltos, particularmente para las clases medias.

guillermo.favela@hotmail.com

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