Alvaro Cepeda Neri
I.- Al pie de su ensayo dice: “María Amparo Casar, investigadora del CIDE, analista político y presidente ejecutivo de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”. También es periodista. Y comentarista radiofónica. Siempre ha sido crítica del abuso de los poderes ejercidos, ayer y más ahora, por un presidencialismo monárquico, mejor conocido como autoritario (a veces hasta militaroide, verbigracia, tras el homicidio de Madero-Pino Suárez, durante la Revolución y la posrevolución quien mejor lo caracterizó fue Victoriano Huerta, sin dejar de serlo: Obregón y Díaz Ordaz-Echeverría. Ahora se mira en ese espejo López Obrador, a quien la investigadora desnuda a través de “su proyecto de poder, no de gobierno” que para este conjeturador se parece bastante a ese período de 1910 a 1924, que fue la búsqueda y consolidación del poder presidencial por el poder de un solo hombre, que hoy mismo tiene a un heredero con un saco a la misma medida.
II.- En ese ensayo de la revista Nexos del mes de marzo del año en curso, la investigadora se ocupa de lo que llamó: “tentáculos” del poder por el poder de López Obrador. Según él, procurador de bienestar con tarjetas cobrables en el banco de Salinas Pliego; el afortunado colocador en la Secretaría de Educación Pública de su ex empleado Esteban Moctezuma; padre de la senadora Ninfa Salinas Sada, padrino de su ex locutora Lylli Téllez. Personaje que presume su relación con Alfonso Durazo y, según él, apoyador de dientes para afuera de AMLO y sus políticas. Así que Amparo Casar nos ofrece una radiografía de la filantropía del presidente con dinero del pueblo para pensiones, becas, tandas, apoyos a jóvenes construyendo el futuro; y finalmente, la entrega de dinero a mujeres víctimas del machismo y despojadas de las estancias infantiles. Es un detallado análisis sobre el “proyecto de legitimación y permanencia en el poder más ambicioso que haya conocido la exigua democracia mexicana: el diseño de un tecnócrata electoral de altos vuelos”.
III.- Duce María Amparo Casar abunda en que: “La pobreza es donde abreva el clientelismo. Esto lo tiene bien claro López Obrador y de ahí su política social”. Esa pobreza en el caldo de cultivo de un populismo que cosechó durante sus tres campañas electorales; y es la actual la cuarta, ya que el tabasqueño sigue manejándose electoralmente para las elecciones intermedias. Tal vez con el objetivo de colocar puros gobernadores de Morena, y él mismo salir victorioso de la “revocación del mandato” para completar sus peones, caballos, alfiles en ese ajedrez donde ya está la reina Beatriz y el rey-príncipe en mangas de camisa. Los superdelegados y sus amañadas consultas hasta para ver si procede legitimar los abucheos a los adversarios. Un ensayo con el título: El gran benefactor con sus 25 programas, donde su autora nos pone en resumen lo que significa, más que el lópezobradorismo, el mismísimo Andrés Manuel López Obrador con su manejo del presente y futuro inmediato de un sexenio arrebatado por el “bla, bla, bla”.
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