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Opinión

Espectáculo del deseo reprimido: la paz

Jesús Peraza Menéndez

Huele a descomposición tanta simulación envuelta en mitos mediáticos, en rituales comerciales, la Cumbre de la Paz es discurso banal para turistas expertos en el ritual de la miseria sobre la lejana convivencia con justicia para la humanidad. La paz imperialista neoliberal es la guerra inacabable mundial.

A la “Cumbre de la Paz” antecedió otro en 2007, ésta fue destinada a la guerra y se denominó “Iniciativa Mérida”, una pieza de la coreografía de guerra para el Cono Sur, Centroamérica y México dirigida por Estados Unidos, se invirtieron 1,400 millones de dólares para combatir el narcotráfico y el terrorismo en México y nos endeudaron para modernizar al Ejército, las policías y al los ejércitos privados de narcotraficantes. Se prevenía cerrar la frontera a Centroamérica y aislar a los gobiernos populares de Bolivia, Venezuela y mantener a Cuba con el bloqueo económico y la base militar de Guantánamo para presos políticos y de guerra, con México como aliado subordinado pagando la renta imperial.

Se invierte en ciencia y tecnología de guerra más que en salud, educación, cultura y desarrollo urbano. La Cumbre de la Paz celebra los beneficios de la guerra mundial la que ocupa más del 50% de los ingresos económicos del planeta, los principales esfuerzos de la potencias máximas, intermedias y sus colonias y naciones dependientes se ocupan de instrumentar la guerra o vender actividades relacionadas con la destrucción o sus efectos con la honda miseria, el desplazamiento masivo de pueblos, la destrucción de antiguos centros urbanos y ecosistemas que organismos internacionales denominan gastos de seguridad o pago de protección al imperio.

Si alguien hoy en día encarna objetivamente al agente de ventas de guerra, si alguien ha violado la seguridad de la humanidad y la amenaza es Donald Trump, en los discursos no hubo la mínima condena con la conclusión indispensable para parar la guerra, detener los bombardeos con invasiones, por ejemplo, los de la Franja de Gaza en Palestina para mencionar una. Podemos citar la guerra institucionalizada en México con el flujo masivo de armas vendidas por empresas estadounidenses con un saldo de víctimas inocentes de decenas de miles. La guerra en México es un buen negocio, de los más prósperos en inversión y los saldos son pueblos reprimidos, despojados, luchas de trabajadoras y trabajadores violentas, sin derechos humanos, y acoso con asesinatos selectivos o en masa. Unos 100 millones o más de seres humanos han perdido la vida a causa de la guerra, la mayoría son víctimas inocentes. ¿Qué paz celebramos? ¿Quién engaña a nuestro presidente o es autoengaño? Si hay un deseo reprimido que no lleva a la realidad.

Jubilosos, radiantes, los gobernantes de México, AMLO, y de Yucatán Mauricio Vila en la mañanera en Mérida, realizada en el ámbito de los Premios Nobeles de la Paz, aprovechan para decirnos que paz debe haber en México. El presidente de la República se lanza “que informe el gobernador de qué hacen en Yucatán para mantener la paz”.

El gobernador de Yucatán presenta un informe esquemático de las cientos de cámaras que cuidan en las avenidas, carreteras, fraccionamientos de los ciudadanos en Mérida y algunos sitios turísticos, de drones, de naves especializadas en vigilancia, de la capacidad de respuesta tecnológica, vehículos, armas, efectivos son los miles de millones invertidos y los que se necesitan. Ciertamente en Yucatán no se vive la presión de la violencia, franca expresión de grupos que han rebasado el Estado con armamentos superiores y control de territorio difícil porque es una planicie, no hay donde esconderse.

En Yucatán la violencia es la tranquilidad del desprecio con discriminación, el acoso con violencia verbal y no pocas veces física contra las mujeres, los indios, las y los trabajadores. El punto extremo en incremento es el feminicidio, uno en promedio por mes, los hay de alcurnia, de clase media y populares. Los suicidios que son cada vez de gente más joven, ocupamos el segundo o tercer lugar depende de qué mes sea. La expansión de enfermedades como alcoholismo, VIH, diabetes, con la corrupción de políticos coludidos con empresarios que roban las arcas públicas, trafican, despojan y se apropian tierras y territorios, la justicia ha sido aplastada, los asesinatos políticos en la historia de Yucatán se relacionan con los conservadores que matan a quien propone la justicia, la calidad de vida para la clase trabajadora.

Con el señorío con mentalidad de hacendado colonial neoliberal con la imposición de megaproyectos depredadores agropecuarios, de energías y sobre todo los desdoblamientos urbanos residenciales que nos destacan en México, estamos en los primeros lugares de pobreza con desnutrición, adicciones, discriminación de género, pérdida de estatura, malformaciones congénitas. La paz entonces asegura la operación de los privilegiados inhumanos del poder adquisitivo de más dudoso origen, lavado de dinero, facturas apócrifas, tráfico de suelo y territorio. Otra cultura es necesaria.

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