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Opinión

La tendencia criminal

Alberto Híjar Serrano

La pandemia como resultado evidente de la globalización capitalista, exige crítica clara para acompañar el control social extremo del Estado con la organización comunitaria. No se trata de negar la necesidad de evitar reuniones de más de 50 personas, cerrar los centros de reunión que las propician, orientar la desesperación sanitaria que amontona falsos contagiados a las puertas de hospitales y Centros de Salud, sino se trata de humanizar para evitar la represión policiaca y militar. Informar construyendo comunidades autogestivas es una línea estratégica fundamental para defensores de los derechos humanos.

Es este el tiempo de probar que los círculos de estudio no son reuniones de catecismo dirigidas por recitadores de citas y frases dogmáticas para abrumar a los oyentes hasta convencerlos de su ignorancia exigida del mando del dirigente abusivo. Un poder contrainsurgente crece gracias a los catequistas autoritarios falsamente marxistas, que prueban su poder con alianzas con el enemigo so pretexto de desarrollar tácticas funcionales que encuentran patrocinios municipales a cambio de concesiones menores presentadas por el caudillo y sus bandas oportunistas como triunfos del poder popular. Grave es esta deformación izquierdista que tanto criticara Lenin al enfrentar a Los Amigos del Pueblo.

El fomento de la obediencia ciega al dirigente eterno por encima de cualquier crítica colectiva origina el comportamiento criminal, como prueba de que se está por encima del control policiaco, militar y jurídico, al fin de cuentas negociable por “los amigos del pueblo” que así prueban su poder. De aquí la salida distractora de la borrachera, la droga barata y el sexo fácil, como prueba de poder y de impunidad que le va a la par. Los acontecimientos recientes en Oaxaca, a raíz de la detención en flagrancia de Ernesto López agrediendo borracho a Noemí de 22 años, ambos desnudos y extraviados por el alcohol consumido, motivó a los vecinos a atender los gritos de la joven maltratada a punto de ser violada, para contener y asegurar al macho que en ocasiones anteriores había agredido con su automóvil a los vecinos. El problema se agravó y adquirió dimensión política por la intervención de una veterana combatiente contra la injusticia para llevarse a Noemí para impedir en el Juzgado, su declaración ministerial. Ahora resulta que el culpable, la víctima y la obstaculizadora de la justicia, se dicen víctimas de la represión.

El grave incidente se suma a los asaltos de bandas de adolescentes y jóvenes a las grandes tiendas con el propósito de sentirse partes de un colectivo contra toda disciplina social. Esto ocurre cuando bandas de criminales profesionales se enfrentan a balazos con armas poderosas para probar su poder en territorios especialmente de Chihuahua, Jalisco y Guanajuato. Celaya dejó de ser una tranquila ciudad para convertirse en el centro de balaceras, extorsiones y asaltos.

Lumpen proletariado llaman Marx y Engels a grupos sin trabajo fijo, seducidos por caudillos represivos del Estado y de grupos francamente criminales, para dotarlos de buena paga y de adiestramiento en el manejo de armas y maniobras de sometimiento social. Esto deja de tener un sentido proletario y la palabra lumpen que significa desgarradura, adquiere un sentido simbólico porque el signo de los criminales al servicio del crimen organizado del Estado y de los francamente delincuentes, se ostenta con ropa y calzado muy costosos. Esto tiene terribles consecuencias sociales para quienes no tienen más formación política que la propaganda televisual y de la prensa amarillista para exaltar las enormes fortunas de los narcotraficantes y de las estrellas del espectáculo que los divierten. Sólo hay que recordar la difusión del Vicentillo aprehendido portando una elegante camisa sport marcada con el logotipo que hizo que en las esquinas de la Ciudad de México, se vendieran las imitaciones para uniformar a los jóvenes que aspiran a parecerse al hijo de Vicente “El Mayo” Zambada.

Urge, por tanto, consolidar el trabajo comunitario para generar Comités de Salud a partir de la certeza de que el combate a la enfermedad no es suficiente. La salud pública exige memoria histórica, claridad de clase social acosada por la acumulación capitalista globalizada y en especial, por la destrucción constante del ambiente que incluye pésimas costumbres alimenticias y megaproyectos contaminantes en todos sentidos, natural y popular. Respuesta tradicional a la pobreza característica de la mitad de población de mexicanos, es la medicina tradicional incluyente de los frutos comestibles campesinos. Una memorable película de Oscar Menéndez para el Instituto Nacional Indigenista en los 70, testimonia la sabiduría de curanderos mixes que explican en su lengua sus capacidades que no niegan, sino se completan con la medicina industrial. El título hay que volverlo consigna, es un canto previo a la cura: Sáname con tu poder.

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