Síguenos

Última hora

Impacto de alertas de viaje de EU no frenan el turismo, señala la presidenta Claudia Sheinbaum

Opinión

Historia de los huracanes en Yucatán (II)

Juan Vázquez Montalvo continúa hablando sobre los fenómenos naturales que han impactado a Yucatán.
Historia de los huracanes en Yucatán (II)
Historia de los huracanes en Yucatán (II)

Después del huracán “Beulah”, el más potente de la temporada en 1967, vino un gran descanso en la cuenca del Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe, que sólo fue rota en 1974 con la llegada del huracán “Carmen”, de categoría III, que azotó a la ciudad de Chetumal y zona de Bacalar causando graves daños en ambas localidades y cruzando todo el Sur de la Península de Yucatán. El meteoro salió por la isla de Ciudad del Carmen, Campeche, en donde un frente frío lo desvió hacia el Noreste, dejando afectaciones en forma de inundaciones en el Norte de Yucatán, incluida la zona de Celestún y la ciudad de Mérida.

Después del susto de 1980 con el huracán “Allen”, del que se salvó la Península de Yucatán, en 1988, en el mes de septiembre, llegó a la zona en el que en su momento se consideró el huracán del siglo: “Gilberto”, que alcanzó la presión más baja jamás registrada en el hemisferio Norte por un huracán, con un valor de 888 hPa (unidad de medida de presión atmosférica). Antes de ingresar a la zona Norte de la Península, presentó las rachas de viento más fuertes jamás registradas en la cuenca del Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe, de 340 km/h, y se dirigió a la zona más turística y de lujo del Caribe mexicano, Cancún, que en aquel septiembre alcanzaba un boom turístico con visitantes de alto poder adquisitivo; “Gilberto” también golpeó a Cozumel, Isla Mujeres, Playa del Carmen y Puerto Morelos, donde generó un grave desbasto. Luego continuó  hacia el Oriente de Yucatán donde ingresó por la zona de Xcan, pasando por Tizimín y saliendo en las inmediaciones de Telchac Puerto, donde se mantuvo semiestacionario, de las 19:00 hasta las 23:00 horas, resbalándose hasta la costa del puerto de Sisal en donde empezó a moverse rumbo al centro del Golfo de México, pero su ojo o centro estuvo sobre la ciudad de Mérida de las 19:00 a las 23:00, con una calma impresionante jamás vista en la capital yucateca. El potente huracán dejó una gran destrucción en buena parte del estado, incluida toda la costa, algo que jamás había ocurrido en Yucatán, creando un parteaguas en la historia del estado. A partir de entonces, la población yucateca aprendió a tener respeto por estos fenómenos meteorológicos.

Llegó el año 1995 y la Península de Yucatán recibió a otros dos ciclones tropicales que hicieron historia, pero ahora en el estado de Campeche; llegaron del Mar Caribe, y cruzaron por el Sur de la Península hasta salir a aguas del Golfo de México. Fueron los huracanes: “Opal”, a finales de septiembre, y “Roxanne”, en octubre. Ambos fueron atrapados por sistemas frontales; al primero lo desviaron hacia el Norte y Noreste rumbo hacia el Oeste de la Florida, y al segundo lo encajonaron sobre la costa central de Campeche, divagó durante varios días entre la capital de Campeche y Ciudad del Carmen dejando una estela de destrucción en la costa campechana jamás vista, hasta que por fin el meteoro arrumbó hacia la Península de la Florida.

En el año 2002, nadie hubiera apostado que el errático ciclón tropical “Isidore” golpearía en el mes de septiembre (el día 22, para ser exactos) al estado de Yucatán como huracán categoría 3; ningún modelo matemático de predicción decía que entraría al estado, si acaso, de última hora se dijo que pasaría al Norte de las costas yucatecas, como lo hizo en 1980 el huracán “Allen”, pero al final no ocurrió eso, pues “Isidore” prácticamente tomó desprevenida a una confiada población yucateca que menosprecio a este huracán, ya que decía: “si sobrevivimos a ‘Gilberto’, de categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson, llamado el huracán del siglo, qué más nos puede hacer uno de categoría 2 que pasará muy cerca de la costa yucateca”. Así, pese a los avisos de las autoridades, aquel 2 de septiembre la población yucateca se dispuso a disfrutar del paseo e ir de compras como cualquier domingo; total, un poco de lluvia y viento qué más podría provocar.

Pero “Isidore” nos tenía preparada una desagradable sorpresa y una gran lección con su afectación, ya que ingresó al filo del mediodía por Telchac Puerto, hizo un recorrido en forma de lazo de ida y vuelta dentro del estado de Yucatán -afectando a la zona más poblada y con mayor poder económico e industrial- causando daños que superaron ampliamente las pérdidas provocadas por “Gilberto”, éste mucho más poderoso y con 12 horas de afectación, mientras que “Isidore”, con menos poder, causó más daños debido a que su desplazamiento por la entidad duro 36 horas, algo inédito y equiparado con la destrucción de tres ciclones tropicales, hasta que salió de nuevo al Golfo de México, por Chuburná Puerto, dejando un acumulado de altura de lámina de agua precipitada de ¡255 litros por metro cuadrado! implantando un nuevo récord.

Con el huracán “Isidore” la población yucateca aprendió que no hay enemigo pequeño cuando se trata de ciclones tropicales, y se empezó a valorar la cultura de la prevención.

Siguiente noticia

El gringo maluco