
¿Y si la salud dejara de ser un pendiente y se convirtiera en un proyecto estratégico? Esta es la premisa que hoy impulsa a las universidades que han decidido hacer de la salud, la sostenibilidad y el bienestar una prioridad institucional. Desde la Universidad Anáhuac Mayab, como miembros de la Red Mexicana de Universidades Promotoras de la Salud, asumimos ese compromiso con hechos, no sólo con palabras.
Relanzamos nuestra campaña de Universidad Saludable con una pregunta provocadora: Si repitieras tus hábitos 365 veces, ¿te acercan a la vida que quieres… o te alejan? Este ejercicio de conciencia nos lleva a reconocer que la educación superior no sólo debe formar profesionales, sino también ciudadanos capaces de vivir —y promover— una vida plena.
¿Qué implica ser una institución educativa saludable?
Una universidad saludable no es un espacio físico. Es una cultura. Una forma de organizar los entornos, de tomar decisiones, de alimentarnos, movernos, descansar y convivir. En la Anáhuac Mayab, esto se traduce en acciones concretas: Menús universitarios con mayor proporción de ingredientes naturales y menos productos mal etiquetados.
Cafeterías que cumplen al 100% con la NOM-051 y NOM-251, gracias a la capacitación de todo su personal en inocuidad alimentaria, normativas y diseño de menús saludables. Acciones para reducir nuestra huella de carbono alimentaria, alineándonos con las metas globales de sostenibilidad. Promoción de micro-hábitos saludables durante la jornada laboral y estudiantil: subir escaleras, caminar por los andadores del campus, llevar una botella de agua, incluir vegetales en cada comida. Activación social con campañas de salud que invitan a toda la comunidad a hacer visible su compromiso con el bienestar.
Estas acciones no nacen de la moda, sino de la evidencia: el sedentarismo, el exceso de alimentos ultraprocesados, la deshidratación crónica y la falta de movimiento están contribuyendo a un riesgo cardiovascular creciente, un cerebro más lento y un descenso en la calidad de vida.
Como ya lo reconocía la Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud desde 1986, la salud se construye en el entorno cotidiano, y la escuela o universidad es un espacio privilegiado para ello (OMS, 1986).
¿Cómo está Yucatán?
Yucatán enfrenta retos graves en salud pública: los índices de sobrepeso, obesidad, diabetes e hipertensión se encuentran por encima del promedio nacional. También es una de las entidades con mayores niveles de sedentarismo. Sabemos que no se trata sólo de cambiar lo que comemos, sino cómo y dónde tomamos decisiones.
Por ello, transformar los entornos donde se educan miles de jóvenes cada año es una estrategia clave para frenar la tendencia creciente de enfermedades crónicas no transmisibles.
¿Qué podemos hacer como sociedad?
No se necesita un cambio radical para impactar. Basta con un pequeño cambio, muchas veces repetido, para transformar culturas enteras. ¿Y si en lugar de pedir una soda, eliges agua natural?