Atemorizados y sin poder creer aún que la delincuencia organizada les haya ido a tirar dos cuerpos ensabanados en las inmediaciones del antiguo Hospital General y otro más en la misma zona, se encuentran los residentes de la Supermanzana 65, quienes ya no ven lo duro sino lo tupido; desde que el nosocomio se trasladó a Villas del Mar la zona ha caído en el más absoluto abandono, cerraron decenas de comercios y cada vez son más las personas que ponen a la venta su casa, cansadas de la inseguridad y la falta de atención por parte del municipio.
La única ventaja con la que cuentan es que el alumbrado público mejoró, pero por lo demás continúan en el olvido, con calles repletas de baches que se llenan de agua cuando llueve, basura peatonal por todas partes y, el miércoles, el agregado de una fuga de aguas negras que brotaba incansable de una coladera, impregnando el ambiente con un desagradable aroma.
Las familias que radican en la calle 9 se sienten molestas desde que el Ayuntamiento creó los pares viales en la zona, esto en virtud que el continuo paso de vehículos particulares y de transporte urbano está pulverizando la carpeta asfáltica.
“Si había un proyecto para supuestamente agilizar el tránsito, el municipio debió pensar antes en los alcances, si se iban a desviar todos los carros por esta calle, lo menos que pudieron hacer fue pavimentarla, se está destrozando toda pero al Ayuntamiento no le ha importado, menos ahora que ya van de salida”, fue el comentario de don Froilán García, residente en dicha calle.
En los alrededores del antiguo Hospital General cada día son más los negocios que cierran sus puertas desde la apertura del nosocomio en Villas del Mar, lo que ocasionó toda una migración de informales e incluso algunos negocios establecidos a la nueva ubicación.
La farmacia del Ahorro que se encontraba en contra esquina del Hospital fue uno de los últimos negocios en bajar cortinas; permaneció cerrada por espacio de varios meses hasta que lo ocupó un laboratorio ubicado en un local aledaño, para ampliar el negocio.
Mientras tanto, los escasos comercios que aún permanecen abiertos en la zona languidecen por falta de clientela, que ahora se limita prácticamente a los vecinos, salvo los negocios de ortopedia y materiales médicos, en los que la demanda aún se sostiene.
Conforme pasan los meses se aprecia que crece el número de locales cerrados en las inmediaciones del hospital y calles aledañas, sin que comerciante alguno se interese por emprender algún negocio, consciente de que muy probablemente estaría destinado al fracaso.
Y la misma inseguridad ha provocado que sean más las familias que pusieron sus casas a la venta, con la esperanza de que exista algún comprador lo suficientemente osado para adquirirlas.
Los vecinos de la zona se muestran preocupados; a pesar de que viven en un área excesivamente conflictiva, donde los robos y asaltos están a la orden del día, tras el cierre del hospital no han observado el mínimo incremento en patrullajes y presencia policial, lo que les mantiene en ascuas, ya que los asaltos a transeúntes incrementaron notablemente pese al nuevo alumbrado público.
“Como si no tuviésemos ya bastante, nos vienen a tirar muertitos, lo del otro día fue algo nuevo para nosotros, nunca nos había pasado algo así, sí han ejecutado gente cerca pero no por aquí exactamente, solo espero que no se vuelva costumbre porque con eso de que la policía no se para por aquí ni pagándoles…”, expresó un ama de casa.
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