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Quintana Roo

Disfrutan la tranquilidad del Jardín del Arte

Por Yolanda Gutiérrez

 

Para los residentes que frecuentan las playas todo el año pero no les gusta compartir los arenales con las multitudes que se vuelcan a Cancún durante la Semana Santa, el Jardín del Arte es el espacio ideal que les permite disfrutar de la naturaleza sin agobios.

Ubicado en el kilómetro 4.5 del bulevar Kukulcán, a un costado de las oficinas de la Semarnat, el Jardín del Arte adquiere cada día más adeptos, especialmente después de su remodelación, en el año 2015, que estuvo a cargo de Fonatur.

A raíz de las mejoras, el espacio empezó a ser más frecuentado y al instalarse mobiliario urbano tipo rústico, se posicionó en las preferencias de los cancunenses, sobre todo de aquellos a los que no agrada excesivamente la playa por los motivos que sean, pero no quieren sacrificar una salida a la zona hotelera.

Familias con niños pequeños, parejas de enamorados y grupos de jóvenes son quienes ocupan con mayor frecuencia las bancas y kioscos en los que incluso se pueden tender hamacas de lado a lado, aunque otros prefieren acomodarse a orillas del canal y darse un chapuzón en las tranquilas aguas, que más asemejan a una alberca… excepto cuando las motos acuáticas y embarcaciones de los jungle tours pasan a toda velocidad, lo que no deberían hacer en esa área, donde el límite permitido es de cuatro nudos por hora.

El idílico paisaje, con profundos manglares al otro lado del canal, árboles cuyas ramas cuelgan y casi tocan el agua, además de alguna que otra escalinata de piedra que facilita el ingreso a los bañistas y la tranquilidad que se respira, son factores que a muchos agradan, e incluso les hace preferir disfrutar una mañana al aire libre en Jardín del Arte antes que en cualquier playa pública, donde el bullicio es mayor.

El Jueves Santo se encontraron muchas familias, parejitas y grupos de amigos, en su mayoría locales, instalados en los kioscos y bancas que miran al canal Sigfrido, además de varios turistas nacionales que recorrían el andador y observaban entusiasmados las coloridas especies vegetales que crecen en el fondo, claramente visibles debido a lo cristalino del agua, así como los pececillos que rebullían cerca de la orilla.

Hubo demanda para las embarcaciones que ofrecen recorridos turísticos por el Sistema Lagunar Nichupté, a razón de 700 pesos la hora en viaje privado o cien pesos por persona, aunque bajo estas condiciones las lanchas no zarpan hasta tener cupo completo.

Entre los usuarios destacaban una quinceañera con sus chambelanes, en plena sesión de fotos con el canal de fondo, además de varios hombres, mujeres e incluso niños, probando suerte con cordeles y anzuelos a los que enganchan carnada, cañas de pescar e incluso atarrayas,  por si cae algún pez, pese a que la actividad está prohibida en todo el Sistema Lagunar Nichupté, al estar considerado como un área natural protegida.

Según Protección Civil el Jardín del Arte no es un espacio apto para practicar el nado y por este motivo no se envían guardavidas ni en temporada alta, pese a que a lo largo del canal Sigfrido y a la altura del puente Calinda, casi siempre hay alguna familia que se refresca en las aguas, que en ocasiones emiten una peculiar pestilencia a caño, situación que hace pensar que alguno de los hoteles de la zona vierte directamente sus aguas negras al mar.

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