De la Redacción
BACALAR, 16 de agosto.- En zona de narcopistas se habilitan lagunas secas y caminos sacacosechas colindantes a las zonas del grupo agricultor menonita originarios de Chihuahua, ubicados en el municipio de Bacalar. Lo anterior, propicia las actividades a gran escala del trasiego de drogas por lo lejano e incomunicado en las que se encuentran, así como, por la ausencia de corporaciones policiacas de los tres niveles de gobierno.
La adquisición de grandes porciones territoriales de los menonitas, en la zona conocida como el triángulo de operaciones áreas del narcotráfico internacional procedente de Sudamérica, conformada por las comunidades de Miguel Alemán, Río Verde y El Gallito, en el municipio de Bacalar, aunado a la falta de vigilancia ha convertido lo que antes era una zona montañosa de conservación de la flora y la fauna silvestre en un área de narcopistas, en eso se han transformado y habilitado lagunas secas, caminos sacacosechas ejidales y terrenos del grupo agrícola menonita.
Los aterrizajes de las narcoavionetas en el municipio de Bacalar, coincidentemente se están dando en los caminos sacacosechas que se encuentran cerca de los campos de cultivo de los menonitas, debido a que esto ha sucedido en Río Verde, Payo Obispo, Nuevo Tabasco y El Bajío en donde rentan o han comprado tierras
Esos sitios son un gran factor que propician el millonario trasiego de droga internacional por la lejanía, lo solitario y la falta de comunicación telefónica y el nulo acceso al Internet, así como carreteras destruidas y la pobreza de los habitantes de origen maya, que son herramientas utilizadas por la delincuencia organizada para mantener bajo control la zona, a las autoridades del municipio de Bacalar.
Estos caminos sacacosechas fueron construidos por el gobierno federal se encuentran entre una red de caminos blancos, los cuales se interconectan con varias comunidades del municipio de Bacalar, pues tienen salida por San Fernando, Nueva Esperanza, Reforma y Blanca Flor, lo cual les facilita las operaciones a la red de narcotraficantes que se han apoderado del triángulo de operaciones del narcotráfico en la zona sur del estado en donde han aterrizado varias avionetas cargadas de cocaína.
Las zonas de Payo Obispo y El Bajío en fechas pasadas se registraron aterrizajes de narcojets cuyas pistas clandestinas están abandonadas encontraste existen ampliaciones de los asentamientos menonitas que podrían estar relacionados como áreas fértiles para la construcción de nuevas trazas ilegales.
El 15 de marzo 2018, los terrenos utilizados para las labores de agricultura y comercio del asentamiento menonita El Bajío fueron convertidos por los narcotraficantes en el sitio para el aterrizaje de un avión que pudo transportar hasta 2 toneladas de cocaína, dado que sus caminos son rectos, sin árboles a los costados, de gran longitud y llanos.
En la aeronave utilizada en el descenso de El Bajío se calculó que pudo haber transportado aproximadamente 2 toneladas de estupefacientes, en tanto que la avioneta utilizada en Payo Obispo transportaba entre 700 y un mil 400 kilogramos de droga.
La narcoavioneta tipo jet de la marca King Air C90, con número económico 2890C, bimotor de color blanco con rayas rojas, negra y grises, de 10 plazas incluyendo piloto y copiloto, aterrizó en un camino de terracería entre los poblados Buena Esperanza y El Bajío, asentamiento menonita del municipio de Bacalar.
El jet fue ubicado con 3 bolsas plásticas especiales de combustible con una capacidad de 50 galones cada una, las cuales estaban conectadas al tanque de combustible para abastecerse, de las cuales 2 estaban vacías
El jueves 30 de agosto 2018, una narcoavioneta quemada fue encontrada por elementos de la Secretaría de Marina y el Ejército Mexicano en un camino sacacosechas a cuatro kilómetros y medio del poblado Payo Obispo, municipio de Bacalar, zona donde narcotraficantes al parecer lograron descargar droga y posteriormente destruyeron la nave.
En el sitio se encontraron envolturas como presunta evidencia del embalaje de la cocaína que transportaba y fue bajada en el aislado sitio, pero no se realizó aseguramiento de droga ni detención de personas.
Tras arder al menos durante 12 horas, la cabina y el motor de la aeronave quedaron totalmente fundidos y calcinados, dejando sólo enteras la cola, las dos alas ya separadas de la cabina y la hélice de tres aspas.
En los costados de la cola quemada todavía se podían apreciar con dificultad las siluetas de lo que fue el rotulado de la matrícula XB-OJY, que indica que es una avioneta de servicio privado.
En el lado izquierdo de la nave, junto a un ala, había restos de bolsas de nailon negras y cinta canela, utilizadas para embalar paquetes de cocaína, así como restos de un costal junto con las partes de un bidón partido a la mitad, lo cual indica que utilizaron el gas avión para rociar la avioneta e incendiarla.
Cabe destacar que, a unos 10 metros fueron encontrados otros 12 bidones con gas avión, en total aproximadamente 600 litros del combustible, con el que esperaban recargar el tanque de la avioneta, pero ya no se pudo hacer por tener encima a las Fuerzas Armadas.