Por Eva Murillo
Severos daños al medio ambiente y a la salud, está causando la pésima disposición final de alrededor de 70 mil toneladas de desechos almacenados a cielo abierto, desde hace años, en el terreno que ocupa el basurero de la publicitada paradisíaca isla Holbox, la cual es un Área Natural Protegida federal.
Para lograr sacar toda la basura, deberán hacerse 7 mil viajes de volquetes, desde la isla hasta el relleno sanitario de Kantunilkín, que es donde depositan la poca basura que es retirada de la isla. A manera de apoyo a Holbox, cada volquetero cobra alrededor de mil 500 pesos por viaje más cerca de 20 litros de diesel.
La basura que es generada en Holbox es el gigante que ninguna autoridad, llámase federal, estatal o municipal, ha podido vencer y que además han dejado crecer al grado de que el lugar destinado sólo como un lugar transferencia, prácticamente supure desechos y genere ríos de lixiviados.
Está a poco menos de un kilómetro de distancia del lugar por donde miles de turistas caminan con los pies descalzos, de donde se bañan mientras observan las agregaciones de flamingos, de los nuevos hoteles que han ido levantándose en la zona de Punta Cocos.
El predio se ubica atrás del panteón, pero la basura ha alcanzado cantidades nunca antes vistas y la revoltura de desechos ya rodea el camposanto. Pobladores coinciden en que han existido épocas difíciles en torno a la disposición final de la basura, pero no habían visto tanta acumulación en el lugar.
No hay dinero desde hace nueve años
La falta de recursos financieros para la recolecta y disposición final correcta de los desechos, es el argumento al que las autoridades municipales, de por los menos tres administraciones, han recurrido.
El basurero es reconocido por el actual presidente municipal, Nivardo Mena Villanueva, como uno de los más fuertes que tiene la isla Holbox, pero al igual que sus antecesores, asegura que no cuenta con presupuesto para atender las causas y darle una solución.
En 2017, los pobladores no tuvieron más opción que cerrar los accesos a la isla, pues colapsó ante la inoperancia del servicio de recolecta y el acumulamiento de desechos en el basurero, el rebosamiento de drenaje sanitario, los cortes de energía eléctrica, insuficiencia de agua potable, entre otros.
Mena Villanueva dijo que isla Holbox ingresa 5 millones de pesos anuales a las arcas municipales, pero para mantenerla los servicios básicos que requiere, son necesarios entre 15 y 20 millones de pesos.
Reglamentos federales inoperantes
En el Programa de Manejo del Área Natural Protegida Yum Balam, en la cual está ubicada la isla chica Holbox, en su Capítulo XIII, Regla 109 indica que “…los desechos deberán entregarse al servicio municipal de recolección de basura, quien será el responsable de que sean trasladados fuera del APFF Yum Balam”.
Además, en las disposiciones generales del capítulo Uno, la Regla 9 indica que “cada hotel es responsable de hacer la separación correcta de sus residuos, debiendo almacenarlos en su predio por no más de una semana. Posteriormente deberán ser retirados del APFF Yum Balam a sitios de transferencia destinados por la autoridad competente”.
También en el Capítulo XI, en la parte de “reglas específicas dentro de las subzonas de asentamientos humanos”, el mismo documento señala que en la Regla 105 que “no se permitirá el establecimiento de sitios para la disposición final de residuos sólidos. Los residuos deberán ser separados y recolectados para ser trasladados al sitio de transferencia y evacuados posteriormente de la isla”.
Intentos fallidos
Para liberar de basura el centro de transferencia se han realizado diversas acciones, algunas de ellas han estado fuera de cualquier reglamento ambiental, como el enterrarla en el mismo terreno; ha habido incendios presuntamente provocados; se han sacado cientos de volquetes llenos de desechos, pero lo cierto es que el objetivo no ha sido alcanzado.
Concesionar el servicio de recolecta y disposición final de la basura ha sido la baraja más jugada en pasadas administraciones, pero al parecer será en la actual cuando el plan se concrete.
Y es que el ayuntamiento aceptó que no tiene la capacidad para hacerse cargo de las labores de recoja, disposición final de los desechos y saneamiento del sitio de transferencia.
Contrato en la puerta
En los últimos meses de administración de Emilio Jiménez Ancona, la empresa Eco-V ofreció sus servicios, con la promesa de hacer campañas de educación ambiental con el fin de concientizar en la separación de residuos y el respeto a los horarios de recolecta, así como sanear el sitio de transferencia y ejecutar un calendario de retiro de basura de la isla hacia la zona continental.
El servicio empezó a darse, con un compromiso de palabra con el entonces presidente municipal, pero al paso de los meses y durante la actual gestión municipal, hubo un intento de cobro a cada hotelero, pues la empresa no estaba recibiendo pago del ayuntamiento, sin embargo, los empresarios no estuvieron de acuerdo, ya que las acciones de Eco-V no estaban reglamentadas y aprobadas por el Cabildo.
A finales del año pasado, la empresa de la basura anunció su retiro de la isla, ante la falta de pagos para seguir trabajando, lo cual obligó a las autoridades a ofrecer un trato tras casi año y medio de que les habían hecho el trabajo gratis.
En este mes o inicios del siguiente, el ayuntamiento firmará un contrato con la empresa por casi 600 mil pesos mensuales, que serán obtenidos del impuesto de saneamiento ambiental, el cual empezó a cobrarse desde el 1 de enero de 2020, y una vez que eso ocurra, la autoridad tendrá la libertad de exigir cumplimiento y Eco-V la obligación de cumplir.