Por Yolanda Gutiérrez
Los fuertes vientos del sureste y el intenso oleaje registrado durante la mañana del jueves provocaron una escasa afluencia de bañistas en los principales balnearios públicos del destino, especialmente en las playas consideradas “altas”, es decir, ubicadas prácticamente frente al mar abierto.
El panorama no pudo ser más desolador para los prestadores de servicios turísticos, que vieron pasar la jornada prácticamente en blanco, en virtud que a raíz de las desfavorables condiciones climáticas el puerto se encontraba cerrado inclusive en la zona lagunar, lo que impidió la operación de motos acuáticas y paracaídas, en tanto que la demanda de camastros y sombrillas, estas últimas cerradas y aseguradas para no salir volando, fue mínima.
Se apreciaron en Gaviota Azul algunos deportistas practicando kitesurf, aunque a criterio de los mismos guardavidas, estas personas arriesgaban su integridad física, al considerar el personal del Grupo de Rescate Acuático que las condiciones no eran seguras al cien por ciento, debido a las fuertes rachas de viento que soplaban de tanto en tanto.
Según detallaron los guardavidas, desde Gaviota Azul hasta Delfines era peligroso adentrarse en el agua y la recomendación a los escasos bañistas que se atrevieron a meterse al mar fue no alejarse más de uno o dos metros de la orilla.
De hecho, toda la línea costera se encontraba plagada de banderines rojos de advertencia y los guardavidas se apuraban a sonar el silbato para invitar a uno que otro despistado a acercarse a la orilla a fin de evitar las traicioneras corrientes e incluso el impacto de las olas, que podrían arrastrar a algún bañista mar adentro.
Uno de los elementos de Rescate Acuático apuntó que para disfrutar sin tantos riesgos del mar, las playas más recomendables eran Las Perlas, Langosta y Tortugas, mientras que era peligroso bañarse en Gaviota Azul, Chac-Mool, Marlín, Ballenas y Delfines, todas ellas con elevado oleaje y traicioneras corrientes.
Meseros de los clubes de playa y negocios particulares con renta de camastros y sombrillas lamentaron las desfavorables condiciones climáticas, que les impidieron inclusive abrir las sombrillas a causa de los fuertes vientos.
Del mismo modo, los arrendadores de motos acuáticas permanecieron cruzados de brazos y ni se tomaron la molestia de instalar el toldo bajo el cual se encuentran sus “oficinas”, en tanto que las wave runners permanecían cubiertas con lonas, encaramadas sobre la arena, bien lejos de la orilla.