
Cientos de ciudadanos, colectivos ambientales y turistas marcharon la tarde del miércoles sobre el malecón de la isla para manifestarse en contra de la próxima construcción del cuarto muelle para cruceros.
A pesar de que la empresa encargada del proyecto, Muelles del Caribe, ha confirmado que cuenta con todos los permisos necesarios y que las obras iniciarán formalmente en agosto, el rechazo social al proyecto continúa creciendo.
Los inconformes portaron pancartas con consignas como “¡No al cuarto muelle!” y “Cozumel no se vende”, expresando su preocupación por el impacto ambiental que tendrá el proyecto, especialmente sobre el arrecife Villa Blanca, una zona considerada de alto valor ecológico por su biodiversidad y su uso recreativo tanto por locales como por turistas.
De acuerdo con ambientalistas, la construcción afectaría gravemente esta área marina, que también es punto de operación de numerosas embarcaciones de snorkel y buceo, afectando directamente a la economía local. Entre los argumentos en contra, los ciudadanos señalaron que la isla enfrenta deficiencias en servicios básicos como agua potable, energía eléctrica y salud pública.
Aseguran que, en lugar de más infraestructura turística, Cozumel necesita inversiones urgentes en desarrollo urbano, pavimentación de calles, atención hospitalaria y seguridad, además, han cuestionado la transparencia con la que se aprobó el proyecto, afirmando que la información fue escasa y no se tomó en cuenta la voz de la comunidad.
Guadalupe Cab, presidenta de la asociación ambiental CIMAC, declaró que continuarán luchando por detener esta obra y acudirán a otras instancias para frenar lo que califican como un “atentado ecológico y social”.

Simultáneamente, otro grupo de ciudadanos, en su mayoría trabajadores y representantes sindicales, realizó una marcha en apoyo al proyecto, argumentando que el turismo es el principal motor económico de Cozumel, y que la isla debe modernizarse para recibir cruceros más grandes y competir con otros destinos del Caribe.
El debate por el cuarto muelle ha polarizado a la comunidad cozumeleña, mientras el sector empresarial y parte de la población lo ven como una oportunidad de crecimiento, otro sector alerta sobre las consecuencias ambientales y sociales que podría traer una expansión turística sin una planificación adecuada, ni mejoras previas en la infraestructura urbana.