
El consumo de alcohol en adolescentes y hasta en niños de entre 9 y 10 años se ha convertido en un foco rojo para Quintana Roo. La Secretaría de Salud estatal reconoce que este problema avanza con rapidez, desplazando el perfil tradicional de los bebedores adultos hacia edades cada vez más tempranas.
De acuerdo con Julio Ortigoza del Comité del Quinto Distrito de Alcohólicos Anónimos (AA) y estudios académicos recientes, la edad promedio de inicio en el consumo en México ronda los 13.6 años, pero en Quintana Roo ya se detectan menores que prueban bebidas embriagantes desde la niñez.
Noticia Destacada
Quintana Roo lidera como el tercer estado en consumo excesivo de alcohol en todo México
“Ya no vemos que solo los adultos consuman; ahora son infantes y adolescentes quienes están cayendo más en esta problemática, sobre todo aquellos que provienen de hogares disfuncionales y que imitan conductas de su entorno”, advirtió José Ángel González Estrada, especialista en rehabilitación.
El Centro de Integración Juvenil (CIJ) también reporta un alza en la atención a jóvenes con problemas de adicciones, ofreciendo terapias psicológicas y actividades preventivas en escuelas para detectar casos a tiempo.
Voces de la calle: preocupación y realidad
Para María Elena López, madre de una estudiante de secundaria en Cancún, el problema va más allá de prohibir la venta de alcohol: “La sociedad lo normaliza. A los jóvenes les parece gracioso emborracharse, y muchos padres no ponen límites porque ellos mismos lo hacen frente a sus hijos”.
En tanto, Rosa Martínez, madre de un alumno de preparatoria en la zona continental de Isla Mujeres, subrayó el impacto en la seguridad: “Ya no es solo que tomen; el alcohol los lleva a pleitos, accidentes en moto o a exponerse a drogas más fuertes. Tenemos miedo por nuestros hijos”.
Por su parte, Alejandro Hernández, un joven de 19 años que reconoce haber comenzado a beber a los 12, confiesa: “Todo empieza como un juego en la secundaria, pero luego ya no lo puedes controlar. Muchos amigos míos dejaron la escuela por eso”.
Una adicción cada vez más joven
Organizaciones de apoyo como Luz Ámbar y Renacimiento reconocen que ahora atienden a menores de entre 9 y 11 años, algo impensable hace apenas una década. Según especialistas, tres de cada diez jóvenes de entre 18 y 21 años presentan ya un consumo dependiente, lo que complica aún más la crisis de salud pública.
Señalaron que el reto para autoridades, familias y sociedad es romper la idea de que beber es parte natural de la convivencia, y abordar la adicción como una enfermedad que amenaza a la niñez y juventud quintanarroense.