A unos días de que se inaugure el Puente Nichupté, el más largo en zona lagunar, más de 150 trabajadores detallan áreas de descenso en la zona hotelera de Cancún, a contratiempo y con reducción de carriles para miles de empleados y turistas que diariamente circulan por la vía.
En un recorrido realizado POR ESTO! en la zona, los trabajadores afirmaron que las jornadas son extenuantes y meticulosas, ya que se enfrentan a complicaciones como son tuberías de agua, drenaje, energía eléctrica o telefonía, que deben librar para evitar afectaciones.
Miguel, uno de los responsables de las brigadas en el kilómetro 13.5 del bulevar Kukulcán, indica que se trabaja en un tramo de 250 metros para la construcción de las guarniciones como zona de protección para los vehículos que se incorporen desde el puente al bulevar.
Tanto en la zona de tierra como en el propio puente, trabajadores de la empresa ICA, la ganadora en la licitación para la obra, integrados en diversas cuadrillas, aseguran que el puente si podrá quedar listo en enero próximo.
“Así como vamos, si lograremos que el puente pueda ser entregado en enero próximo”, dicen los trabajadores que hacen una breve pausa en su tarea, en un punto donde aún quedan palmeras que los cubre del intenso sol del mediodía.
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Apenas el 2 de diciembre, el secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jesús Antonio Esteva Medina, supervisó el avance del Puente Vehicular Nichupté, que ya supera el 90% de construcción.
La obra ha generado alrededor de 51 mil empleos directos e indirectos y permitirá reducir hasta 45 minutos en tiempos de traslado.
Con 11.2 kilómetros de longitud, incluye un puente principal de 8.8 kilómetros con un carril reversible, dos entronques, ciclovías y un puente metálico en arco de 103 metros. Su tránsito promedio anual estimado es de 12 mil 612 vehículos diarios.
Además de funcionar como una ruta alterna para emergencias y desastres naturales, el proyecto busca aliviar el congestionamiento en la zona hotelera, que hasta ahora solo contaba con dos carriles de entrada y dos de salida.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas han señalado impactos sobre el manglar y la laguna Nichupté, acusando fragmentación del ecosistema y dispersión de sedimentos por trabajos de perforación. La SICT reconoce afectaciones, pero afirma que se realizan acciones de mitigación y restauración ambiental en la zona.