
Alrededor de 10 comerciantes de la comunidad señalaron que los apagones de energía eléctrica duran hasta 8 horas, hecho que ha provocado la merma de sus productos, debido a la falta de refrigeración o venta. El pésimo servicio del suministro de energía eléctrica ha afectado sus actividades laborales, así como ha repercutido negativamente en la economía familiar.
Así pues, uno de los comerciantes dedicado a la venta de agua de coco señaló que los apagones comienzan cerca de las ocho de la noche y se prologan hasta la mañana del día siguiente. En sentido, uno de los pobladores destacó que el problema se debe al mal estado del cableado eléctrico, puesto que los cables de electricidad no han sido reemplazados desde hace cuarenta años, de modo que muchos están compuestos por cobre y tienden a “sulfatarse”.
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En ese aspecto, el agraviado mencionó que la falta de energía eléctrica interviene en sus actividades, puesto se ve obligado a levantarse en la madrugada para realizar la producción del agua de coco, ya que al no contar con refrigeración corre el riesgo de que su producto presente daños, hecho que le ha ocurrido en dos ocasiones:
“De repente se va luz, tarda entre doce u ocho horas en llegar. Me tengo que parar a las tres de la mañana para envasar la venta del día, y llegó todo trasnochado al trabajo, de mal humor y hasta sin ganar trabajar. Me ha pasado que algunas botellas de agua se me echan a perder, porque ya no hay luz para conservar la venta”, agregó uno de los agraviados.
Asimismo, una abuelita dedicada a la venta de antojitos destacó la vez en la que registró una perdida de novecientos pesos, luego de que durante seis horas sin energía eléctrica se descompusieron nueve kilos de carne que había comprado para la elaboración de tamales:
“No hubo ganancia, por eso ya luego, luego, pienso bien antes de hacer mi venta, aunque a veces eso me ayudaba con un dinerito extra”, indicó la señora.
Del mismo modo, una joven declaró que suspendió la venta de saborines, puesto que, con los cortes abruptos de la energía eléctrica, su producto pasaba horas descongelado, lo que cambiaba su sabor y ya no era del gusto de los clientes:
“Ahí tengo todo para los saborines, pero ya no he hecho. Luego no se venden porque quedan todos descongelados”, indicó:
Finalmente, la encargada de surtir comida a una secundaria mencionó que algunas veces los estudiantes del plantel permanecen sin clases hasta dos días, lo que representa una disminución en sus ganancias, por lo que recurre a trasladarse hasta otros sitios del poblado con el fin de cumplir con la venta.