
A tres semanas de iniciar la temporada de captura de langosta, hay seis pescadores-buzos que sufrieron descompresión, de los que dos fueron de tipo grave, uno necesitará de 10 a 20 sesiones de rehabilitación para recuperarse, reportó el patronato que opera la cámara hiperbárica en Isla Mujeres. La cifra alarma a la comunidad.
Comparativamente con el año pasado, ahora hay más pacientes graves, y aunque es similar la cantidad, fueron leves. Lo anterior, debido a que los hombres de mar cada vez están descendiendo al mar 30 y 40 metros, según confirmaron tripulantes.
Rosember Dzul Ochoa, operador de la cámara hiperbárica, recomendó tomar todas las previsiones necesarias, ir al buceo luego de un buen descanso, no trasnochados y cuidar los tiempos de salida, como parte del protocolo de seguridad de ascenso para liberar el gas que afecta las articulaciones menores en la mayoría de los casos.
Hasta la semana pasada se habían dado entre seis y siete sesiones a hombres de mar, pero dos llegaron con gravedad, quienes tendrán que recibir varios ingresos a la cámara para expulsar el nitrógeno de sus cuerpos, especialmente el último que arribó, ya que deberá recibir de 10 a 20 terapias, precisó.
Cada año se lesionan más de 100 buzos, en muchos de los casos son recaídos, a los cuales se les recomiendan retirarse de la actividad, luego de dos o tres padecimientos, pero no hacen caso, vuelven a bucear y acumulan en algunos casos más de 10 ingresos, exponiendo su vida, con tal de llevar dinero a la mesa de sus familias, coincidieron funcionarios del patronato que evalúan esta situación que se presenta en Isla Mujeres desde la década de los 80, cuando el crustáceo comenzó a alejarse de la costa.
Petición
Ante el riesgo que representa capturar langosta, José solicitó comprensión a las familias, ya que hay necesidad de obtener dinero para la manutención, educación y vestimenta de sus hijos. Alegó que no sabe hacer otra cosa, más que pescar.
El volumen de captura de la especie es de 10 a 15 kilos por salida, una cantidad mínima que apenas sale para los gastos, pues no mejora el precio del producto. Desde que repuntó en 2022 volvió a caer y ahora está en 550 pesos el kilogramo de cola y 350 el entero.
Ante este panorama, las cooperativas no han podido capitalizarse y crear un fondo de ayuda para los socios. Las reservas se agotaron durante la pandemia y desde entonces no se ha podido acumular algo para enfrentar malos tiempos. En otros momentos solían brindar préstamos para comprar alimento, incluso, para renovar artes de pesca y motores.