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Yucatán

¡México no es una piñata!

Pilar Faller Menéndez

Pido perdón si esta alegoría es irrespetuosa, pero causa un tremendo repudio leer todos los días los embates que le dan a nuestro país y la poca moral que tienen muchos mexicanos, y en especial los servidores públicos que al final de este sexenio terminan llenos de los “dulces” de tantos golpes que han asestado, y que diariamente son mencionados, como el nepotismo, el asesinato, las desapariciones, los fraudes que desgraciadamente descubrimos una vez que se han perpetuado y son golpes que debilitan a nuestro país, y que deben parar. Es necesario hacer hincapié en buscar el bien común, entendido también como bienestar general, lo conforman un conjunto de condiciones de la vida social que permiten a la comunidad y a cada uno de sus miembros lograr su propia perfección. Es aquella moral que compartimos la mayoría de los que conformamos la sociedad, y que guía las acciones para una mejor convivencia y poder sostener una vida social armoniosa. Esto no se trata de una utopía, ni se permea de un día para otro, es a base de un ejemplo y valor cívico, que debemos cubrir todos los frentes posibles, para acabar con la desfachatez de quienes teniendo a un cargo público le faltan al respeto a su país y, por ende, a todos los mexicanos.

Hablando de moral pública podríamos hablar de código no escrito que dicta lo que es bueno, y lo que es malo. Todas las acciones deberían estar dirigidas hacia un bien común para poder crecer, y el que no practique la honestidad, debería perder el derecho de llamarse mexicano. Debería considerarse la posibilidad de crear una ley que anule la nacionalidad de aquellos que han ofendido y deshonrado el cargo público que recibieron, para hacerse de dinero mal habido, permitir la muerte de inocentes y elucubrar actos ilícitos que van en contra de nuestro país y que nos duele a muchos.

El mal es rechazado universalmente, ya que el hombre de cualquier religión o sin ella, no tiene esa vocación ni está considerado como algo que sea propio o inherente en su naturaleza, pero sí la consciencia humana de todos sobre los actos que realizamos con la constante de que todo aquello que sea realizado en contra del bien común es inmoral, es por esto que debemos respetar y actuar bajo las normas de una moral social.

Nuestra naturaleza es vivir en sociedad, y al hacerlo adquirimos el compromiso de buscar un bien común para preservar la paz y la armonía sin que esto suene como un sermón idealista ni una represión a nuestros actos. Los mexicanos tenemos un espíritu liberal e incansable, desgraciadamente el cambio intelectual todavía está en espera y en un proceso que necesita ser presionado para que pueda salir ese coraje que desate la fuerza y el amor a la Patria.

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