Yucatán

Hubo desierto, pero también bosques de pinos y encinos

En la superficie de lo que hoy es Yucatán

Yucatán ha tenido en su historia zonas desérticas, así como también bosques de pinos y encinos, expuso ayer Eduardo Batllori Sampedro al comentar el contenido del capítulo “El paisaje natural” del Atlas Histórico y Cultural de Yucatán.

Coordinador de este capítulo y coautor junto con Sophia Canto Mendiburu, el también Secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Estado precisó que el trabajo realizado busca mostrar las características y la visión peninsular como una estructura homogénea en su origen y la heterogeneidad que se ha presentado en esta historia de creación de este gran ecosistema, desde los orígenes del precámbrico hasta la actualidad.

Señaló que, de igual forma, se aborda cómo se fue formando posteriormente durante el cretáceo “con la singularidad del meteorito de Chicxulub que tanta polémica ha causado en muchos lados y que ha marcado profundamente a nuestro territorio y lo ha puesto en los planos internacionales, además de que ha generado una característica muy propia en la región”.

Cambio climático

Por eso el cráter de Chicxulub –subrayó– es un tema muy especial que se trata en este Atlas y, por otro lado, el cómo la depositación de materiales de carbonato de calcio y, después, con los movimientos en el tiempo la Península fue emergiendo.

Hizo notar que hace apenas cinco mil años, después del Pleistoceno, se formaron las lagunas actuales que conocemos y por las que tanto se lucha en materia de cambio climático para tratar de disminuir los procesos de erosión que se presentan en las playas.

—De ahí todo este proceso histórico con todas y sus extinciones masivas, sus florecimientos y sus recuperaciones de un proceso evolutivo del que emerge la vida, esta gran biodiversidad que tenemos de especies, de genes, de ecosistemas, de paisajes, agregó.

Indicó que toda esta riqueza biológica es base para esta riqueza biocultural que hoy posee la Península y, particularmente, en Yucatán con sus usos tradicionales y el conocimiento que tienen las poblaciones mayas de su región, de su territorio.

También mencionó la amenaza que representa el cambio climático y la necesaria estrategia adaptativa de conservación y de promoción de esta gran agrobiodiversidad, que dio sustento y que sigue dando a la población maya y a la población en general con especies domesticadas y trabajadas durante tanto tiempo.

Detalló que el capítulo en cuestión habla sobre las características climáticas, geohidrológicas, los humedales y los cenotes que tanto deslumbran a muchas personas y donde se pueden encontrar diferencias increíbles entre un cenote y otro de endemismos que enmarcan la singularidad de este territorio.

Observó que, de igual forma, existen muchas limitantes en materia de suelos porque son muy vulnerables, porque se infiltran rápidamente al subsuelo y pierden rápidamente su fertilidad y la biomasa, y son muy susceptibles a la contaminación.

Protección de ecosistemas

—Es tal el potencial que tiene y las características singulares de este territorio que la sociedad también se ha encargado de poner a resguardo muchas de las áreas que tiene; por ejemplo, toda la zona costera se presenta como un área natural protegida, reservas federales y estatales que dan cuenta de la protección de nuestro principal ecosistema que son los manglares, apuntó.

Batllori Sampedro indicó que se aborda asimismo el cambio climático y temas de ordenamiento ecológico costero y terrestre, como un esfuerzo enorme de grupos multidisciplinarios que dan cuenta de las características y de los criterios generales de uso que debe tener un territorio.

En materia de cambio climático –continuó–, es importante también el tema de biodiversidad, de agrobiodiversidad y de rescate y conservación de las prácticas tradicionales donde se ha mostrado la sustentabilidad de un territorio para enfrentar la incertidumbre que hoy nos presenta un futuro que se ve difícil y complicado; recordemos que Yucatán ha sido desierto y hay elementos que lo demuestran como la planta despeinada y ciertas cactáceas que se presentan en la región; Yucatán ha sido un bosque de pinos y encinos y todavía hay elementos que así lo demuestran.

Entonces –observó–, la vida siempre está en cambio y en movimiento constante y esto es un aprendizaje enorme de que nosotros tenemos que evolucionar con este ecosistema y en apoyo mutuo buscando siempre el bien común.

(Rafael Mis Cobá)