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Las piscinas

Eduardo Aldana CastilloProtección Civil

Las actividades acuáticas y las piscinas figuran entre los elementos más populares de cualquier lugar de descanso. Sin embargo, un brote grave de infección transmitido por el agua en un hotel en Mallorca, España, hace unos años, ha puesto de relieve los riesgos potenciales para todos los operadores de piscinas. Un gran número de personas se han visto afectadas por una infección conocida como cryptosporidium, vinculada con la contaminación fecal del agua de piscina.

La natación y otras actividades recreacionales en el agua que involucran el uso comunal de la piscina conllevan el riesgo de la contaminación del agua por microorganismos que tienen su origen en los mismos bañistas.

Sin el debido control, esto podría causar una serie de enfermedades como, por ejemplo, la diarrea, afecciones de los ojos, oído o piel.

La mayoría de los operadores de piscinas sabe que una cloración adecuada eliminaría muchos gérmenes; sin embargo, hay muchos organismos, como guardia y cryptosporidium que son resistentes al cloro.

Estos organismos frecuentemente causan infecciones tras accidentes fecales en la piscina. Hay un riesgo aumentado de tales incidentes en el caso de niños de corta edad que llevan pañales o que acaban de dejarlos y de personas que han padecido diarrea recientemente.

Cuando ocurren accidentes fecales en la piscina, los gérmenes pueden ingerirse por otros bañistas con el resultado de enfermedades intestinales. Cryptosporidium, es una infección parásita cuyos síntomas generalmente incluyen calambres estomacales y dolores abdominales, diarrea y pérdida de apetito.

Si los bañistas ingieren agua contaminada con cryptosporidium, la infección puede no ser aparente de forma inmediata, ya que el período de incubación puede durar hasta una media de siete días antes de que comiencen los síntomas. En el caso de los turistas, esto puede significar que enferman incluso después de su vuelta a casa. La infección representa un riesgo específico, ya que el organismo puede detener una dosis infecciosa muy basta, es altamente resistente al cloro y, por lo tanto, una filtración eficaz fundamental.

Para eliminar los organismos infecciosos, cosa muy difícil de lograr por el tamaño muy reducido de los oocitos, (así llamados también), la enfermedad puede contagiarse directamente de persona a persona, además que por la ingestión de agua contaminada. Esto puede ocurrir como consecuencia de la falta de higiene tras una visita al retrete, o cambio de pañales a un niño o por contagio por vía manual entre una superficie contaminada y la boca.

El análisis de muestras de agua de piscina para determinar la presencia de cryptosporidium es difícil, existen pocos laboratorios acreditados, capacitados para llevar a cabo dichos análisis de forma fiable.

Es muy importante la debida coordinación entre las secretarías de Turismo y Salud con Protección Civil.

Las recomendaciones en los hoteles a los bañistas deben estar en todas las áreas de piscina, así como en las habitaciones de los huéspedes, como ducharse antes de utilizar las albercas, colocar en todos los acceso una placa en la que se indique las reglas sanitarias para poder hacer uso de estas instalaciones. No bañar a niños con pañales a menos que lleven un bañador aislante especial, los huéspedes que sean adultos o niños que padezcan o hayan padecido recientemente una diarrea deben abstenerse de utilizar la piscina.

Capacitar al personal responsable del área y llevar un registro del mantenimiento, los tratamientos y accidentes, es muy importante. Si usted se encuentra en una piscina y es testigo de un accidente por vómito o diarrea salga de inmediato del agua y reporte el incidente, si el operador no procede a desinfectar y filtrar por 6 ciclos la piscina, no vuelva a utilizarla.

Estas medidas pueden parecer exageradas, pero los registros nacionales e internacionales nos dicen de casos muy graves, que ya no se pueden ni se deben tomar a la ligera.

La protección civil, una responsabilidad de todos.

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