Quienes tienen duda de la existencia de Dios pueden convencerse con sólo venir a conocer el Albergue Temporal San Vicente de Paúl y Buena Voluntad, donde los milagros son cotidianos.
Su administradora, Armantina Lizama, comentó:
—En los meses baratos, aquí necesitamos como 200 mil pesos para sostener el albergue, y en los caros, cuando hay que pagar seguro social, luz, agua, salarios, etcétera, como 270 mil, pero muchas veces no tenemos ni un quinto para empezar el mes.
-¿Y cómo le hacen?
-Le decimos al patronato. Afortunadamente, la comida que es lo que más costaría, es lo que menos nos cuesta. Sor Mercedes va con su camionetita vacía a la Central de Abastos y regresa llena. Trae de todo: frutas y verduras que ya no pueden vender, entonces aquí se revisan, se pelan y se apartan. Lo que no sirve se tira, pero lo que sirve se mete a la nevera para ir preparando las 270 comidas que se sirven en promedio cada día. Son 8 mil al mes.
-¿Y cuántas personas pasan por aquí?
-En promedio tenemos 470 albergados al mes, son familiares de pacientes del Hospital O´Horán. Y se les sirven las 3 comidas del día. Pero no es todo, porque las hermanas preparan despensas para las personas más pobres que vienen al O´Horán y luego regresan a sus pueblos sin dinero. Son como 70 u 80 despensas que se reparten al mes a los pacientes de las áreas de oncología, a los de diálisis, a adultos mayores abandonados y a personas de capacidades diferentes. Además los servicios se entregan de todo corazón sin distinciones de credo, sexo o edad.
En este punto, Armantina comenta:
-Antes yo me desesperaba…
-¿Por qué?
-Porque hay veces que no tenemos dinero ni nada ni para hacer las despensas. Abres la puerta y no hay nada, la bodega está vacía.
Otras veces no hay nada para el día siguiente. ¿Cómo no me voy a desesperar? Entonces la hermana me decía:
-Tú no te preocupes, Armantina, porque esto no es obra tuya ni obra mía.
-¿Y de quién es? –le pregunté en una ocasión.
-Es del de arriba -dijo señalando con su dedo índice al cielo-, y si Él quiere que esto siga, esto seguirá.
-¿Entonces el de arriba ha querido que siga durante 50 años?
-Sí, por eso ha seguido y hoy (por ayer) los vamos a festejar con una misa oficiada por el Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega.
-¿Y qué pasaba cuando abrían la puerta de la bodega y no había nada para hacer las despensas?
—Que en la tarde llegaba un camioncito con alimentos.
-Ja, ja. Es que Dios hace el pedido, ¿no?
-Sí. Se lo hace al corazón de la gente.
-¿Y qué pasa cuando faltan cosas para comer?
-Se lo decimos a las del patronato. Son 8 parejas, ellas y sus esposos se movilizan y lo resuelven.
-Entonces esto es un milagro cotidiano.
-Sí –responden Patricia Juanes Cámara e Isolina Laviada Molina, Damas Voluntarias del patronato-. Hace 50 años las hermanas de San Vicente de Paúl abrieron las puertas del Albergue Temporal a los pobres, y a ellas se les debe todo el trabajo arduo, el amor al prójimo, y con el apoyo de la sociedad yucateca, que al ver los esfuerzos de las hermanas decide apoyar, se logran las cosas. La labor del patronato es ver la ayuda económica.
Antes sólo era una cosa de voluntad, pero ahora, para cumplir con lo todo lo que se nos pide como asociación civil, tenemos abogado, contador, ingeniero, administrador, y ahora no es nada más un albergue, sino dos, porque hay otro cerca del Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península.
-Bueno, dicen que Dios es poderoso, y no cabe duda, pero creo que con la ayuda de ustedes lo es mucho más.
Para donativos: Cuenta Banamex: 4883/731, y para visitas de voluntarios se puede sacar cita al teléfono: 923 12 02. Toda ayuda es bien recibida en: calle 59, No. 566 C, entre 86 y 90, centro. A un costado del Hospital O´Horán.
(Roberto López Méndez)