Hermanos y hermanas, vivan el bautismo y guiados por el Espíritu Santo busquemos complacer al Padre y no hacer lo que todos hacen, sino ser auténticos; antes el bautismo era un signo de arrepentimiento, pero hoy es la fuente de la gracia, dijo ayer el Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, en la misa dominical que celebró en la iglesia catedral.
Explicó que con la celebración del bautismo del Señor, ayer concluyó el tiempo de Navidad por lo que invitó a la feligresía a vivir plenamente el sacramento del Bautizo y renovarlo mediante la confirmación.
Después de escuchar el relato del evangelista San Lucas, que presenta a Jesús en oración para recibir el bautismo, monseñor Rodríguez Vega recalcó que Jesús no necesitaba purificarse, lo hizo para ser solidario, para ser parte de la familia humana en su relación con María y José, bajó al Jordán reconociendo a todos como sus hermanos, aunque fueran pecadores, y se solidarizó de tal manera que nos libró de nuestros pecados en la cruz, bajó a mostrar su solidaridad con la vida de la iglesia.
Durante el bautismo de Jesús, cuando estaba en oración, el cielo se abrió y en la forma visible de una paloma, el Espíritu Santo descendió sobre Él mientras que se escuchó una voz que decía: Este es mi hijo, el predilecto, en que tengo mi complacencia.
-De esta manera como sucedió en la Epifanía nuevamente se manifestó por primera vez la Santísima Trinidad haciendo patente la divinidad de Cristo, el “nuevo Adán”, y entonces el Bautismo de ser signo de arrepentimiento pasó a ser fuente de gracia-, explicó.
Recordó que al bautizarnos los creyentes nos esforzamos por ser semejantes al nuevo Adán y ungidos por el Espíritu Santo hacemos su voluntad.
-Para complacer a Dios Padre en todo debemos santificar nuestros pensamientos a la gracia del Espíritu Santo y tenerlo en cuenta en todo lo que hacemos y decimos, y no hacerlo de acuerdo a lo que a la persona se le ocurre o siente, como ocurre en el pensamiento actual-, advirtió.
En el bautismo somos adoptados e incorporados a la familia de Dios, nos regenera, hace que pueda cambiar y mejorar nuestra vida, nos dispone a ser mejores.
-Hoy que celebramos el primer domingo ordinario de la liturgia hagamos un nuevo compromiso para renovar nuestro bautismo a través de la confirmación y mediante la unción sagrada y recibamos al Espíritu Santo para comprometernos a llevarlo a donde quiera que vayamos”, subrayó.
Aunque con la confesión, la misa de pascua o con el agua bendita se renueva la gracia bautismal, monseñor Rodríguez Vega recalcó que la confirmación es la forma más excelsa de renovar el Bautismo.
-A ustedes que van a confirmar les digo: Vivan su bautismo y guiados por el Espíritu Santo vamos a la casa del cielo, que nuestro Salvador, presentado en la liturgia de hoy como el Hijo predilecto de Dios y la Virgen María vele sobre todo bautizado y lo acompañen siempre, para que realice completamente el plan de salvación que Dios tiene para cada uno de nosotros. Así sea.
(Víctor Lara Martínez)