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Yucatán

Coco, una gatita víctima de la ignorancia

Roger Aguilar Cachón

A propósito del maltrato de animales

No recuerdo cuándo llegó a nuestra vida la gatita, en un principio mi hija Paola la vio en la calle y le comenzó a dar comida y un botecito con agua, poco a poco su figura flaca y sucia comenzó a formar parte de nuestra cochera. Poco a poco se dejaba acariciar, y de un momento a otro me enteré que ya tenía nombre: Coco.

Así fue como Coco –la gatita siamesa- comenzó a formar parte de la familia, pero no se contaba con que antes de ella había una inquilina peluda en la casa, una perrita de raza Caniche y que respondía al nombre de Suky, su nombre oficial, aunque con el paso del tiempo, se le comenzó a llamar de diversas maneras: Susi, Susana, mama, masa, etc., pero al fin de cuentas era Suky. No hay que mencionarles los enfrentamientos que tuvieron, siempre Coco, por su condición de gata, se le lanzaba y le infligía severas rasguñadas, que no pasaban a más, ya que Susi tenía siempre un gran y profuso pelaje. Pero un día después de que ésta fue víctima de la navaja de Gerry Vet -MVZ Gerardo Herrera- y llegó a la casa como un gran ratón sin pelo, Coco sin más ni más se le avalanzó con el resultado de varias rasguñadas en todo el cuerpo de la perra y del de la letra al tratar de separarlos sufrió una severa torcedura de rodilla -que hasta el día de hoy, luego de más de muchos meses aún le duele-.

Coco formó parte de la familia, era muy querida por todos nosotros, sin restarle cariño a Susi, con el paso del tiempo y por su condición de gata madura, quedó preñada, y un día nos dimos cuenta que estaba gordita, y como ya contaba con su médico de cabecera, se le valoró y al poco tiempo dio a luz a cuatro gatitos, uno murió, dos se regalaron y a Paola se le quedó una gatita blanca con manchas negras en la punta de las orejas, hocico y patitas, misma que recibió el nombre de Chanel -o Chanela-.

Cabe mencionar que ambas gatitas siempre estaban muy limpias, desparasitadas ya que con Gerry Vet se le proporcionaba asistencia médica y se le bañaba cada mes. Para evitar futuros embarazos, Coco fue intervenida quirúrgicamente, su convalecencia fue siempre llena de cariño y con las travesuras de Chanel.

Coco, conocía su casa, salía en la mañana y en la tarde, solamente daba su rol y regresaba y maullaba, ya sea en la puerta del patio o bien de la calle. Esperaba que le abriéramos la puerta y entraba. Siempre regresaba y Chanel la esperaba, jugaban juntas, dormían y jugaban día a día.

Pero un sábado, Coco salió y al paso de varias horas no regresó, comenzamos a buscarla y nada y a las siete de la mañana la descubrí debajo de la camioneta, sacando espuma de su hocico, y con temblores tan intensos que casi saltaba del piso. De manera inmediata se presumió que había sido ENVENENADA, se llamó muy temprano al MVZ Herrera y se nos indicó que la lleváramos de inmediato a su consultorio para su tratamiento.

Llegamos y se le dieron los primeros tratamientos, se le puso inyecciones contra el envenenamiento, se le aplicó suero, la lucha fue tenaz, pero ya se nos había indicado que era muy difícil que saliera de este cuadro tan intenso de envenenamiento. Todo el día estuvo Coco luchando por su vida, mientras mi hija Paola, Hugo y toda la familia se encontraban preocupados por ella. Aunque teníamos la esperanza que se recuperara, sabíamos -menos Paola- que era muy difícil que se recuperara.

La llamada que no se quería recibir llegó a las once de la mañana del domingo, era Gerardo quien le indicaba a Paola las malas nuevas, que Coco no sobrevivió y sucumbió ante el veneno a las tres de la madrugada. Con el alma en su mano y las lágrimas bañando su carita, Paola recibió la llamada que no quería recibir. Coco había muerto. Y ahora ¿qué seguía? Los trámites para la entrega del cuerpo, pero se optó por la incineración, ahora hay que esperar hasta el lunes para que se nos entregue en una urna. En un puñito de cenizas quedará el recuerdo de Coco, siempre sentada esperando.

Esta historia no está alejada de la realidad, ya que vemos por los diversos medios de comunicación el maltrato que los animales sufren de manos de la gente sin conciencia quienes se dedican a envenenar y maltratar ya sea a gatos y perros con la sola intención de divertirse. Hemos leído cómo en algunos municipios se les amarra a los perros de las patas y se les arrastra hasta causarles la muerte o bien, personas les tiran a los perros comida envenenada o con algunos clavos para que al ser ingeridos ellos -los animales – sufran hasta que la muerte llega dolorosa.

Es necesario crear una cultura a favor de los animales y castigar como debe de ser a aquellas personas que lastimen o causen la muerte de algún animal sea cual fuese el medio para lograrlo. Desde el hogar y aún en los salones de clases es necesario fomentar entre los familiares y alumnos el respeto que deben de tener los animales.

Desde esta tribuna hago un llamado a los asesinos de gatos y perros, a las personas sin escrúpulos y sinvergüenza que matan a los animales. Será acaso que sea tan insensible que en su vida se la pase haciendo maldad. Los animales, las mascotas también tienen alma y se les quiere, seguro que este asesino es una persona carente del mínimo sentimiento, pero le aseguro que sus malas acciones serán juzgadas en su momento.

Caros y caras lectoras, pongamos de nuestra parte, apoyemos las campañas en favor de los animales y cuidémoslos, en épocas de calor, como ahora, dejen un recipiente con agua, ya que de seguro habrá algún gatito o perrito que necesiten de ese vital líquido para soportar la inclemencia de esta temporada de fuertes calores.

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