Yucatán

Homenaje luctuoso al protomártir maya Manuel Antonio Ay

VALLADOLID, Yucatán, 26 de julio.- De manera simultánea integrantes del Colectivo Pánfilo Novelo Martin con sede en esta ciudad y del Movimiento Nacional por la Esperanza (MNE), de Chichimilá, conmemoraron con una ofrenda floral y una guardia de honor, el 172 aniversario luctuoso de Don Manuel Antonio Ay, quien fue fusilado un día como hoy, pero de 1847.

Los eventos se realizaron esta mañana en los parques de Santa Ana de esta Sultana del Oriente y principal de la vecina comunidad de Chichimilá.

En las respectivas ceremonias, se recordó el hecho histórico que detonó la llamada Guerra de Castas y como Manuel Antonio Ay, unos días antes de su fusilamiento, había recibido una carta de su amigo y compañero de lucha Cecilio Chi (líder maya de Tepich), donde se le preguntaba con cuánta gente contaba para detonar el Movimiento Social.

Tanto el profesor Santiago Arellano Tuz, como Arturo Ciau Puc, precisaron que según crónicas de la época, la carta fue descubierta cuando, por cansancio, después de visitar y alertar a los indígenas de Xocén, Kanxoc y Yalcobá, al regresar cansado al pueblo de Chichimilá, entró en una cantina para tomar unas copas y para su mala suerte, al recostarse en una banca y dormirse se le cayó su sombrero, descubriéndosele la carta.

En otro momento de la ceremonia, se indicó que un carbonero de apellido Rejón, después de leer la carta, dio parte a las autoridades del pueblo y estos mandaron gente para aprehender a Manuel Antonio Ay, que primero fue encarcelado en Chichimilá y luego fue llevado a Valladolid, donde el 26 de julio de 1847 fue sacado de la cárcel y fusilado delante de muchos indígenas, por órdenes del Alcalde, Eulogio Rosado.

Todo parece indicar que el fusilamiento fue a manera de escarmiento para los indígenas. Sin embargo, el hecho resultó contraproducente, pues cuatro días después de la muerte de Ay, estalló la lucha social conocida como La Guerra de Castas, comandada por el indígena Cecilio Chí y apoyado por otros líderes como Felipe y Rudesindo Puc, de Chichimilá, así como por Jacinto Uc y Juan Cupul, siendo que la lucha sangrienta se fue extendiendo por toda la Península de Yucatán.

Fue precisamente por el contexto histórico de Chichimilá y Valladolid, que hoy se encuentran en esos mismos sitios, un par de placas conmemorativas y un busto en honor al prócer, donde precisamente al pie de estas, hoy se depositaron las ofrendas florales antecedidas a sencillas, pero emotivas ceremonias.

(Alfredo Osorio Aguilar)