Yucatán

El error social y político de no escuchar a los científicos ante la epidemia del COVID-19

Jorge A. Franco Cáceres

A pesar de las sesiones informativas frecuentes sobre los avances del Gobierno Federal contra la epidemia del COVID-19, las oposiciones partidistas y las reacciones sectoriales no asumen que no tienen mucho que decir al respecto, y menos proceden a dejar que los científicos digan a los mexicanos qué se tiene que hacer.

Las oposiciones y las reacciones no parecen entender que el compromiso público contra el nuevo coronavirus es centrarse en salvar vidas y que los trabajadores sobrevivan la etapa crítica. Definitivamente, no es la caída del mercado bursátil, no es la ruina del negocio inmobiliario, no es el precio del petróleo, no es el paro de la industria turística, no es el cierre de los comercios, no es el miedo los gobernadores y los alcaldes, etc.

A estas alturas de la emergencia, no acumulan ningún mérito porque se han dedicado a perjudicar la actuación pública del Gobierno Federal, señalando afanosamente culpables en el manejo de la crisis sanitaria y buscando compulsivamente venganzas por no hacer lo que exigen. Un mensaje pertinente para las oposiciones y las reacciones es que necesitan asumir que el enemigo poderoso de hoy es el COVID-19.

¿Qué deberían estar haciendo las oposiciones partidistas y las reacciones sectoriales en la presenta fase de contagio comunitario y propagación masiva del nuevo coronavirus?

Careciendo de propuestas programáticas y respuestas organizativas de cobertura nacional dentro y fuera de los poderes del Estado, las oposiciones partidistas y las reacciones sectoriales deberían estar colaborando voluntariamente para varias cosas.

Deberían ayudar a detener la transmisión entre ciudades urbanizadas y pueblos rurales, respaldar que se detenga la transmisión entre esas ciudades y estos pueblos, respaldar la realización de pruebas seguras, ayudar al aislamiento de los infectados, colaborar a la localización de las fiebres, ayudar a rastrear los contactos de los infectados, repartir cubrebocas y conseguir respiradores, respaldar los servicios vitales, colaborar a adaptar los hospitales, etc. Muy poco o casi nada se recibe de ellas en los estados y los muncipios.

Sinceramente, agradeceríamos ver brigadas de voluntarios identificados con las oposiciones y las reacciones, colaborando para garantizar la prioridad pública que es el distanciamiento social extremo. Si, además de las polícias estatales y municipales, fuera posible verlas procurando la distancia de 1.5 metros durante dos o tres semanas, se anotarían un mérito que sería invaluable para sus causas.

Si viéramos también la eficiencia de sus autoridades y sus representantes dentro de las ciudades y los pueblos, para el control de puntos conflictivos peligrosos, para evitar el contacto humano que señalan los expertos, para limitar las actividades municipales, para respaldar a las familias de doctores, enfermeras, socorristas, ambululancias, policías, bomberos, se anotarían otro mérito invaluable.

Sin embargo, lo cierto es que no las vemos haciendo nada de eso y sí comportándose con miedo a dos cosas: 1) a enfermerse durante la epidemia, y 2) a perder las posiciones políticas y empresariales que ahora tienen.

Deben asumir como oposiciones reactivas y reacciones sectoriales que no hay opción, pues todos los mexicanos debemos hacer lo que está en nuestras manos para luchar contra el COVID-19. ¡Ojalá lo entiendan y lo asuman antes de la fase crítica que pronto padeceremos!