Alrededor de 500 mil trabajadores yucatecos recibirán un ingreso mayor a partir del 1 de enero de 2026, luego de que se publicaron en el Diario Oficial de la Federación los nuevos salarios mínimos que regirán en el país, con un aumento del 13% en la Zona del Salario Mínimo General —la que aplica en Yucatán—.
Este ajuste oficial, aprobado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), sitúa el salario mínimo general en 315.04 pesos diarios para 2026, lo que equivale a aproximadamente 9 mil 582.47 pesos mensuales bajo cálculo estándar.
De acuerdo con los registros más recientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en 2025 Yucatán contaba con al menos 440 mil 93 trabajadores inscritos formalmente. Aunque no todos ellos ganan el salario mínimo, esa cifra da una dimensión del universo laboral formal que podría beneficiarse con el aumento.
Qué cambia con el aumento
Con el nuevo salario mínimo, quienes hoy ganan el piso constitucional —o un sueldo cercano a este— podrán percibir desde enero un ingreso mensual significativamente mayor. Para muchos hogares yucatecos esto representa un alivio ante el alto costo de vida, sobre todo en sectores de servicios, comercio, hotelería, construcción y otras actividades con remuneraciones básicas.
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La Conasami explicó que el ajuste combina dos mecanismos: un “Monto Independiente de Recuperación” (MIR) de 17.01 pesos diarios y una fijación porcentual de 6.5%, que en conjunto suman el 13% de incremento.
Alcance nacional y estatal
El aumento no sólo beneficia a Yucatán, sino a todo el país fuera de la zona fronteriza. La Conasami estima que alrededor de 8.5 millones de personas trabajadoras serán beneficiadas con el nuevo salario mínimo en su modalidad general
Si bien la zona fronteriza tendrá un salario diferente (440.87 pesos diarios), en estados como Yucatán el ajuste busca mejorar el poder adquisitivo y acercar el ingreso mínimo al costo real de vida.
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Retos para su implementación real
Sin embargo, el beneficio real dependerá de que los empleadores cumplan con la norma. En muchos casos, los sueldos bajos podrían mantenerse por debajo del nuevo mínimo si no hay supervisión. Además, el ajuste implica un mayor costo para empresas, sobre todo las pequeñas, lo que podría generar resistencia.
También existe la realidad del empleo informal, que es significativo en Yucatán: quienes no están registrados en el IMSS o no tienen contratos formales no tendrían garantía de recibir el nuevo salario mínimo.
El aumento del salario mínimo para 2026 representa una esperanza concreta para miles de trabajadores yucatecos que perciben sueldos bajos. Si se cumple en la práctica, puede significar un alivio real en el bolsillo de muchas familias. Pero su impacto dependerá de la vigilancia de autoridades, la voluntad de empleadores y del contexto económico: sólo así este ajuste podrá traducirse en un mejor nivel de vida para quienes más lo necesitan.