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Yucatán vive temporada invernal crítica con alto contagio de gripes y neumonías: casi seis mil enfermos en una semana

La Secretaría de Salud de México reporta un gran índice de casos de enfermedades respiratorias en Yucatán.

Yucatán entra a diciembre bajo un huracán de enfermedades respiratorias: más de 115 mil contagios en el año
Yucatán entra a diciembre bajo un huracán de enfermedades respiratorias: más de 115 mil contagios en el año / Por Esto!

Con la llegada del final del año, Yucatán enfrenta un repunte sostenido de enfermedades respiratorias agudas (IRA), situación que ya había sido advertida a la población. Según datos del boletín epidemiológico de la Secretaría de Salud de México (SSA) correspondientes a la semana 48 del 2025, la entidad reportó 5 mil 594 casos en esa semana, para un acumulado anual de 115 mil 211 casos.

Aunque ese acumulado es menor al de 2024 —cuando se reportaron 128 mil 412 casos—, la reducción no implica alivio: el ritmo semanal mantiene cifras altas, lo que evidencia una circulación viral activa.

Pese a que los datos de casuística acumulada bajan, el impacto real se siente en los servicios médicos. En junio, cuando se reportó el incremento de contagios en plena temporada de lluvias, se informó que Yucatán había acumulado “más de 130 mil personas afectadas” por enfermedades respiratorias en 2025, con una carga de trabajo elevada en hospitales públicos y privados por la demanda.

A nivel peninsular, la situación varía. Mientras en Yucatán los contagios siguen al alza, en Quintana Roo se reporta una incidencia aún mayor: un medio de 4 mil 500 a 5 mil casos semanales en ciertos momentos del año, colocándolo por encima de Yucatán, aunque con fluctuaciones.

Por otra parte, Campeche muestra una incidencia más baja, pero con tendencia estable al alza, lo que lleva a que autoridades locales se mantengan en vigilancia.

En el caso de las enfermedades más específicas, como neumonías o bronconeumonías, Yucatán también ha reportado aumentos: para la semana 6 de 2025 ya registraba 39 diagnósticos en ese año, siendo de los estados con mayor carga en la península.

Adicionalmente, la población enfrenta un “boom” de gripe (influenza) que tomó por sorpresa a muchas familias y escuelas: en septiembre de 2025 se documentaron varios brotes en aulas, con Yucatán ocupando el primer lugar nacional en nuevos casos confirmados de influenza.

Estos datos combinados —alta demanda médica, brotes de influenza, neumonías, IRA generalizadas— marcan a 2025 como un año de fuerte presión sobre la salud pública en la región.

Factores que propician el repunte

El incremento de enfermedades respiratorias en Yucatán en esta temporada no es casual. Diversos factores convergen para facilitar la transmisión de virus y bacterias. Primero, los cambios bruscos de temperatura, típicos del invierno, favorecen la proliferación de agentes infecciosos: las variaciones térmicas afectan la resistencia del sistema inmune, y muchas personas transitan de noches frescas a espacios cálidos con aire acondicionado, lo que genera estrés ventilatorio.

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Segundo, las fiestas decembrinas, el flujo turístico y las reuniones familiares —comunes en Yucatán en diciembre— incrementan el contacto social, la densidad en espacios cerrados y, por lo tanto, las posibilidades de contagio. Este escenario se vuelve aún más delicado cuando hay circulación simultánea de múltiples virus respiratorios, como influenza, virus respiratorio sincitial, resfriados comunes, e incluso SARS-CoV-2.

Tercero, ciertas condiciones estructurales y socioeconómicas influyen: escuelas repletas de alumnos, espacios de trabajo con poco flujo de aire, viviendas con ventilación limitada, así como un número significativo de personas con comorbilidades crónicas (diabetes, asma, enfermedades pulmonares o cardiacas), lo que aumenta la vulnerabilidad.

Finalmente, el hecho de que muchos enfermos prefieran automedicarse o posponer la consulta médica —especialmente cuando los síntomas se parecen a un resfriado leve— favorece la propagación silenciosa de infecciones. Por ello, las autoridades sanitarias insisten en no bajar la guardia, incluso si las cifras en algunos reportes acumulados parecen menores.

Principales enfermedades respiratorias

Entre las afecciones más frecuentes esta temporada aparecen: Influenza (gripe): enfermedad viral altamente contagiosa que afecta nariz, garganta y pulmones. Sus síntomas suelen aparecer súbitamente: fiebre alta (o escalofríos), tos, dolor de garganta, congestión o moqueo nasal, dolores musculares, dolores de cabeza, fatiga intensa; en algunos casos vómitos o diarrea —especialmente en niños.  Si no se atiende, la influenza puede complicarse en neumonía, infecciones de oído o senos paranasales, e incluso afectar corazón o sistema nervioso.

Otro de los padecimientos de temporada es la bronquitis aguda: inflamación de los bronquios que puede ser causada por virus o bacterias. Se caracteriza por tos (a veces con flema), dificultad para respirar, silbido al respirar, sensación de opresión en el pecho. El tratamiento suele ser sintomático y no siempre requiere antibióticos.

Las neumonías y bronconeumonías ocurren cuando la infección alcanza los pulmones. Generalmente, provoca fiebre, escalofríos, tos con flema, dolor en el pecho —sobre todo al toser o respirar—, dificultad respiratoria, debilidad general, cansancio y, en casos graves, insuficiencia respiratoria.

La enfermedad más frecuente es el resfriado común, que es causado por diversos virus, suele ser de menor gravedad, con síntomas más suaves: congestión o moqueo nasal, estornudos, dolor de garganta, tos leve, a veces fiebre ligera, ojos llorosos. Aunque menos grave, su alta prevalencia lo convierte en causa frecuente de ausentismo laboral y escolar.

En algunos casos, infecciones de garganta como faringitis o amigdalitis, que también se disparan en temporada fría, con síntomas como dolor de garganta, dificultad para tragar, fiebre, ganglios inflamados, tos. Aunque no siempre se registran de forma destacada, contribuyen a la carga clínica general.

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Estos padecimientos no solo causan malestar, también representan riesgo serio para personas vulnerables: niños menores de cinco años, adultos mayores, embarazadas, personas con enfermedades crónicas (asma, diabetes, EPOC, cardiopatías), ya que su sistema inmunológico puede no responder adecuadamente frente a la infección.

Campañas de vacunación y prevención

Para hacer frente a este escenario, las autoridades de salud han desplegado la Campaña Nacional de Vacunación Invernal 2025–2026, que en Yucatán y el resto del país busca inmunizar a los grupos más vulnerables —adultos mayores, menores de edad, mujeres embarazadas, personas con comorbilidades y personal de salud— contra influenza y COVID-19.

En particular, en Yucatán la campaña arrancó el 13 de octubre de 2025 y estará vigente hasta el 3 de abril de 2026. La vacuna antigripal (tetravalente e inactivada) está disponible de forma gratuita en centros de salud, clínicas del IMSS, ISSSTE, unidades rurales y brigadas móviles para personas de 6 meses en adelante, con prioridad en quienes tienen factores de riesgo.

Además de la inmunización, las autoridades reactivaron campañas de comunicación sobre medidas preventivas: lavado frecuente de manos, ventilación de espacios cerrados, uso de mascarilla en caso de síntomas, evitar asistencia a clases o trabajo si hay enfermedad, y acudir al médico cuando hay fiebre persistente o dificultad para respirar.

Estas acciones buscan evitar que la epidemia de IRA y gripe colapse los servicios de salud, sobrecargue hospitales y afecte especialmente a quienes son más vulnerables.

Advertencia y responsabilidad colectiva

Para miles de familias en Yucatán, las cifras se traducen en cuadros de fiebre, tos persistente, consultas médicas, ausencias escolares, y sobre todo preocupación por adultos mayores y niños. Aunque el acumulado de 2025 parece menor que en 2024, la intensidad del contagio semanal y la combinación de varios virus hacen que el riesgo sea real.

El invierno ya comenzó, con fríos relativos, cambios de temperatura, reuniones sociales por fiestas, turismo y desplazamientos. Es el momento de que cada hogar asuma responsabilidad: vacunarse, evitar automedicarse, mantener ventilación en casas, limitar visitas si hay síntomas, y acudir a valoración médica ante malestar.

También es una oportunidad para que las autoridades den seguimiento puntual a los reportes epidemiológicos, garanticen el suministro de vacunas, informen con transparencia y promuevan la prevención comunitaria como herramienta clave para proteger a quienes más lo necesitan.

De lo contrario, este invierno podría convertirse en una temporada de crisis silenciosa —de neumonías, hospitalizaciones, ausencias escolares y presión sobre el sistema de salud— en medio de un contagio que se propaga sin aspavientos, pero con rapidez.