Yucatán

Yucatán registra en el 2025 un aumento de 96% en casos de Virus del Papiloma Humano

En Yucatán los casos de infección por VPH reportados hasta la semana epidemiológica 32 del 2025 muestran un incremento de 96.1% en comparación con el año anterior.

El Virus del Papiloma Humano mantiene a la entidad entre los primeros lugares nacionales en cáncer cervicouterino
El Virus del Papiloma Humano mantiene a la entidad entre los primeros lugares nacionales en cáncer cervicouterino / Especial

En Yucatán, el Virus del Papiloma Humano (VPH) se ha convertido en un problema de salud pública que avanza de forma silenciosa pero constante. La entidad figura entre las más afectadas del país por cáncer cervicouterino, una enfermedad estrechamente ligada a esta infección de transmisión sexual y que continúa cobrando vidas, especialmente entre mujeres que llegan tarde a un diagnóstico y tratamiento oportunos.

El VPH no suele dar síntomas inmediatos, no siempre provoca dolor y, en muchos casos, se detecta cuando ya ha causado un daño profundo. “El problema no es sólo el virus, sino que muchas veces llegamos tarde”, advierte el doctor Carlos O’Quinn, especialista en el tema.

“Cuando una mujer llega a consulta con cáncer cervicouterino avanzado, ya no estamos hablando de prevención, sino de lucha por la vida”.

El panorama epidemiológico es preocupante. De acuerdo con el último Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, en Yucatán los casos de infección por VPH reportados hasta la semana epidemiológica 32 del 2025 muestran un incremento de 96.1% en comparación con el año anterior, con 51 casos confirmados en el estado y mayor predominio en mujeres.

Además, Yucatán se encuentra por encima de la media nacional en incidencia de cáncer cervicouterino, con 17 casos por cada 100 mil mujeres, comparado con el promedio nacional de 6 por cada 100 mil. Esta disparidad evidencia una proximidad más alta al riesgo entre la población yucateca, y pone de manifiesto las brechas en prevención y acceso oportuno a servicios de salud.

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La situación es especialmente grave en comunidades rurales, donde el acceso a atención médica especializada se retrasa y los diagnósticos suelen llegar en etapas avanzadas, cuando las posibilidades de tratamiento exitoso disminuyen considerablemente.

Una infección común, un riesgo subestimado

El Virus del Papiloma Humano es la infección de transmisión sexual más frecuente en el mundo. Se estima que 8 de cada 10 personas sexualmente activas se infectarán al menos una vez en su vida. En la mayoría de los casos, el sistema inmunológico logra eliminarlo; en otros, el virus permanece durante años sin ser detectado.

Existen alrededor de 200 tipos de VPH, explica O’Quinn. “Algunos son de bajo riesgo y causan verrugas genitales, pero los más peligrosos son los de alto riesgo, porque pueden derivar en cáncer”.

El dato es contundente: más del 90% de los casos de cáncer cervicouterino están directamente relacionados con el VPH. “Eso significa que nueve de cada diez casos pudieron haberse prevenido”, subraya el especialista.

Entre los estados con mayor incidencia

El impacto del VPH en Yucatán es especialmente alarmante. La entidad se ubica entre los cuatro estados con mayor número de diagnósticos de cáncer cervicouterino en el país, superando la media nacional. Para los especialistas, este lugar en la estadística refleja una combinación de factores: falta de prevención, diagnóstico tardío y dificultades para acceder a atención especializada, sobre todo en comunidades rurales.

“Muchas mujeres pasan años sin realizarse un Papanicolau”, señala O’Quinn. “Cuando finalmente llegan al hospital, el cáncer ya está avanzado. Eso reduce las posibilidades de éxito en el tratamiento”.

La distancia geográfica, los tiempos de referencia médica y, en algunos casos, el desconocimiento o el miedo, siguen siendo barreras que pesan sobre la salud de las mujeres en el interior del estado.

Un virus que no distingue género

Durante años, el VPH fue visto como un problema exclusivo de mujeres. Ese mito, advierte el especialista, ha costado tiempo y vidas.

“El VPH no es sólo de mujeres. Hombres y mujeres se infectan, lo transmiten y también pueden desarrollar cáncer”, explica. El virus está relacionado no sólo con el cáncer cervicouterino, sino también con cáncer de vagina, vulva, ano, pene, boca y garganta.

“Hoy sabemos que el 75% de los cánceres de boca y garganta están vinculados al VPH, y muchos de esos casos ocurren en hombres”, enfatiza O’Quinn.

Por ello, insiste en que la vacunación debe tener un enfoque de género neutro.

La prevalencia global de infecciones por VPH indica que una gran parte de la población sexualmente activa se infectará en algún momento de su vida, incluso si su sistema inmunológico elimina el virus de forma espontánea en muchos casos. Esta dinámica subraya la necesidad de un enfoque de prevención más amplio que abarque a toda la población, sin limitarlo únicamente a mujeres.

Vacunarse a tiempo, proteger el futuro

La vacuna contra el VPH es una de las herramientas más eficaces para frenar esta cadena de contagios. Está indicada a partir de los nueve años de edad y no tiene un límite máximo.

“Vacunarse no es una cuestión de edad, sino una decisión de salud”, afirma O’Quinn. “Niñas, niños, adolescentes y adultos pueden y deben hacerlo”.

A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa la estrategia 90-70-90, que busca eliminar el cáncer cervicouterino como problema de salud pública para el 2030:

Vacunar al 90% de las niñas, realizar revisiones al 70% de las mujeres mayores de 35 años, y tratar oportunamente al 90% de quienes presenten lesiones precancerosas.

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“Si logramos esas metas, este cáncer dejaría de estar entre las principales causas de muerte femenina en México”, sostiene el médico.

El Papanicolau: una prueba que salva vidas

Además de la vacunación, la detección temprana es clave. La prueba de Papanicolau permite identificar lesiones antes de que se conviertan en cáncer.

“Un estudio a tiempo puede marcar la diferencia entre una intervención sencilla y una enfermedad mortal”, señala O’Quinn. Aunque la Norma Oficial recomienda iniciar las revisiones a partir de los 25 o 30 años, el especialista considera ideal comenzar desde el inicio de la vida sexual. “Un Papanicolau cada seis meses puede salvar una vida”, insiste.

Educación, diálogo y corresponsabilidad

Para frenar el avance del VPH en Yucatán, el especialista subraya que no basta con campañas médicas. Es necesario fortalecer la educación sexual, promover el diálogo entre padres e hijos y eliminar el estigma que rodea a las infecciones de transmisión sexual.

“El VPH es una realidad. Negarlo no lo elimina”, concluye. “La prevención, la información y el acceso oportuno a la salud son las armas más fuertes que tenemos para evitar que este virus siga arrebatando vidas en Yucatán”.