Diciembre no sólo marca el cierre del año. En todo el mundo es también el mes dedicado a la prevención y concientización sobre el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), enmarcado por el Día Mundial del Sida, que se conmemora cada 1 de diciembre.
Las cifras actualizadas al 2025 confirman que el VIH continúa siendo un desafío sanitario y social en Yucatán: las tasas de nuevos diagnósticos han aumentado, la transmisión se concentra entre jóvenes y hombres, y la prevención y el diagnóstico oportuno siguen siendo urgencias de salud pública.
Cifras que alertan
Según datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave), en lo que va de 2025 se han confirmado 298 nuevos casos de VIH en Yucatán, lo que coloca al estado entre los tres con la mayor tasa de incidencia a nivel nacional: aproximadamente 12.5 casos por cada 100 mil habitantes, solo detrás de Quintana Roo y Colima.
Estos diagnósticos representan un aumento de más del 10 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. La mayoría de los nuevos casos corresponden a hombres (265), mientras que 33 mujeres han sido diagnosticadas en este ciclo epidemiológico.
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Aunque las cifras oficiales acumuladas completas de casos de VIH en Yucatán para 2025 no han sido publicadas por el gobierno estatal, organizaciones civiles como la Red de Personas Afectadas por VIH (Repavih) estiman que el estado rebasa 12 mil 800 personas viviendo con el virus, con un ritmo de aproximadamente 3.3 nuevos casos diarios.
Jóvenes: el rostro de la transmisión
Uno de los datos que más inquietan a especialistas y a las organizaciones que trabajan en la prevención es el perfil epidemiológico de los nuevos diagnósticos: el grupo de mayor vulnerabilidad se ubica entre 25 y 29 años, seguido por personas de 20 a 24 años.
Este patrón –con una presencia significativa de casos también en adolescentes de 15 a 19 años– indica que las y los jóvenes constituyen la población más afectada, ya sea por prácticas sexuales sin protección, información insuficiente o barreras de acceso a la prueba y a servicios de salud.
Además, el perfil de transmisión muestra un fenómeno epidemiológico en evolución: si bien inicialmente los casos se concentraban en hombres homosexuales, ahora también se observa un aumento en nuevos diagnósticos entre la población heterosexual, lo que subraya la necesidad de ampliar las estrategias de prevención más allá de los grupos tradicionalmente considerados de riesgo.
Mérida y la dinámica urbana
En términos geográficos, la ciudad de Mérida y su área metropolitana concentran la mayoría de los casos, lo que responde tanto a la mayor densidad poblacional como a dinámicas sociales, económicas y de movilidad que influyen en la transmisión y en la detección del virus.
Otros municipios con reportes relevantes incluyen Kanasín, Progreso, Tizimín y Umán, donde la presencia urbana y la movilidad interna también se reflejan en diagnósticos de VIH.
Mortalidad y tratamiento
A pesar del acceso a tratamientos antirretrovirales que han transformado el VIH en una infección crónica controlable, las defunciones relacionadas con el virus no han desaparecido. Las estadísticas nacionales indican que, en 2025, México ha registrado alrededor de 9,046 casos confirmados de VIH hasta julio, mientras que otras fuentes señalan que en los primeros nueve meses del año se han detectado más de 12 mil casos en todo el país, superando a los diagnosticados en 2024.
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A nivel regional, pese al avance terapéutico, el impacto social es profundo: muchas personas viven con el virus en contextos de vulnerabilidad, con diagnóstico tardío, estigma social y dificultades para adherirse a tratamientos de por vida.
Diagnóstico no es sentencia
Una de las lecciones más contundentes de la respuesta al VIH en las últimas décadas es que un diagnóstico temprano cambia el curso de la infección. Las terapias antirretrovirales han demostrado que, con atención médica continua, una persona con VIH puede vivir una vida plena y saludable y reducir significativamente la probabilidad de transmisión a otras personas.
Especialistas coinciden en que el mayor reto ya no es exclusivamente clínico, sino social, pues el estigma sigue siendo una barrera para que muchas personas accedan a pruebas voluntarias y a tratamiento sin miedo a la discriminación.
Prevención: la asignatura pendiente
Diciembre, además de ser el mes simbólico de la prevención, es un recordatorio de que las herramientas más eficaces contra el VIH siguen siendo las prácticas preventivas: uso correcto del condón en todas las relaciones sexuales, acceso a la profilaxis preexposición (PrEP) para personas en riesgo, realización periódica de pruebas de detección, educación sexual integral desde edades tempranas y combate activo de la desinformación.
En Yucatán, a pesar de los avances en tratamientos y campañas de salud, hablar de VIH sigue siendo indispensable cuando las cifras mantienen un ritmo de ascenso, cuando nuevos casos se diagnostican cada día y cuando el silencio y la discriminación aún operan como aliados involuntarios de la transmisión.
Reconocer estas realidades, humanizar los datos y fomentar un diálogo informado es, en última instancia, una estrategia de salud pública. El VIH no es una sentencia, pero tampoco un problema del pasado: es una realidad presente que exige atención comunitaria, educación, acceso universal a servicios de salud y, sobre todo, la eliminación del estigma para que cada persona tenga la oportunidad de vivir con dignidad.