
Los microplásticos se han convertido en uno de los principales contaminantes que están invadiendo las playas de la región. Muchos provienen de otras partes del mundo y, debido a su diminuto tamaño, pasan desapercibidos a simple vista o se confunden con los granos de arena; sin embargo, están afectando seriamente a la naturaleza, en especial a las especies marinas, ya que estas partículas tóxicas terminan ingresando a la cadena alimenticia.
A esta problemática se suman los visitantes que llegan a las playas de esta zona y de otras partes del estado, pues no siempre son conscientes de las consecuencias de la contaminación por residuos sólidos y microplásticos. Se tiende a subestimar este problema, advirtió el biólogo ambiental Julián Rojas.
Explicó que, además de los desechos comunes que llegan al mar, los plásticos son los más abundantes debido a su bajo costo y ligereza. Cuando no son manejados y desechados correctamente, muchos terminan en los ecosistemas marinos. Lo que recala en esta costa son desechos arrastrados por las corrientes.
Uno de los residuos que más preocupa son los microplásticos, definidos como fragmentos de plástico menores a 5 milímetros. Estos se dividen en primarios y secundarios, los primeros son fabricados desde un inicio con esas dimensiones, como los pellets utilizados en la producción de botellas y envases, o las microesferas incluidas en bloqueadores y exfoliantes muy empleados en playas turísticas.
Los secundarios, en cambio, provienen de la degradación de plásticos más grandes, los cuales se fragmentan por efecto de la luz solar, el viento, la humedad y el desgaste, hasta volverse partículas imperceptibles a la vista que se mezclan con la arena.
Actualmente, los microplásticos se han detectado tanto en las fosas marinas como en las montañas más altas del planeta. Su impacto en el ambiente es amplio y preocupante. Estudios recientes revelan que ya se encuentran en el organismo de peces y otras especies marinas, lo que significa que estas sustancias tóxicas están entrando a la dieta humana.
“Cuando consumimos un pez que ha comido microplásticos, estamos también ingiriendo contaminantes que a la larga pueden desencadenar enfermedades”, subrayó el biólogo.
Rojas hizo hincapié en que la educación ambiental es fundamental para reducir los desechos que llegan a las costas. Señaló que es necesario que tanto turistas como habitantes estén informados sobre la gravedad de este problema y se sumen a la conservación de los recursos costeros. “Se requiere voluntad para cuidar nuestro planeta”, concluyó.