Extranjero lleva casi dos meses durmiendo en el aeropuerto, es un canadiense que, de acuerdo con las autoridades, espera que algún familiar le envíe dinero para comprar su boleto de regreso a su país.
El hombre viste pantalón negro y un abrigo con capucha color café y tenis, llega arrastrando una maleta color negro, dos bolsas de mano y una maleta pequeña en forma de gato.
Tanto personal de migración como de la Guardia Nacional y de seguridad lo han interrogado y le han pedido sus documentos, pero insiste en que espera le envíen dinero para regresar a su país, razón por la cual le permiten quedarse horas y hasta varios días en el aeropuerto mañana, tarde y noche.
Según las autoridades no pueden hacer nada más, pues se comporta de manera pacífica, no habla con nadie, sólo permanece sentado horas, en ocasiones se levanta para ir a los sanitarios y hasta sale a caminar por los pasillos del exterior y regresa a sentarse.
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Pero conforme pasan los días su presencia es más notoria y familiar, tanto para las autoridades que lo mantienen vigilado como para los empleados de los comercios, personal de seguridad, etc., quienes lamentan que hasta la fecha nadie se digne a prestarle ayuda.
Como en el cine
Su historia se parece a la de la película La Terminal, que está basada en la historia real de Mehran Karimi Nasseri, un refugiado iraní que vivió en el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle entre 1988 y 2006, pues no pudo demostrar su identidad ni su condición de refugiado y fue retenido en la zona de espera para viajeros sin papeles.