El Centro de Reinserción Social del Estado es un reclusorio y no un lugar de esparcimiento, y cumple con los estándares mínimos que exigen los organismos, por lo que las quejas del interno Juan Ramón Moreno Hernández, (a) “El Cachorro”, implicado en el brutal asesinato de la señora Emma Gabriela Molina Canto, están fuera de lugar.
El imputado por homicidio calificado, quien enfrenta una penalidad de hasta 40 años de prisión, pretende que lo cambien de celda, que lo atienda un nutriólogo, especialistas en activación física y otros beneficios como el área conyugal, antes había demandado también que se le trasladara a otro penal, específicamente a Cárdenas, Tabasco.
Ayer se verificó una nueva audiencia en el Juzgado Segundo de Control, a cargo del Licenciado Luis Mugarte Guerrero, para acordar sobre las peticiones del imputado y sus defensores.
Señalan que se encuentra encerrado las 24 horas en una celda del Módulo “C”, donde recibe a sus hijos de visita y a su pareja sentimental, que no se le brinda la oportunidad de practicar deporte, que debido a su enfermedad de diabetes requiere de una atención médica especializada y una dieta alimentaria, que su visita conyugal la practica en la misma celda, en una colchoneta.
Funcionarios del Cereso señalaron que el reo no dice la verdad, que no está encerrado las 24 horas, que hay personas capacitadas para la práctica de activación física, se encuentra en un área de seguridad, ya que ha faltado al reglamento interno, que se le colocaron hamaqueros en la celda como lo pidió, se le otorga medicamentos y atención médica, así como los alimentos necesarios y adecuados debido a la enfermedad que refiere y que no se le han entregado los videos que exige, ya que no se precisa sobre hechos concretos.
Se quejan los abogados de que se le extrajo una muela y que no les avisaron, deberían estar agradecidos porque se le otorgó la atención que requería para evitarle el dolor, se deja entrever que se está cumpliendo con los ordenamientos, señaló el fiscal adscrito Eddiel Zapata Solís.
Por su parte, el asesor jurídico de la víctima, Licenciado Rubén Martínez Arellano, destacó que el Cereso de Mérida cumple con los estándares mínimos que exigen los organismos rectores, hay que recordar que el penal no es un lugar de descanso, no es un sitio de esparcimiento donde puedan exigir toda clase de comodidades, según se dijo, se le da una buena alimentación con fruta, verduras, pollo, carnes, cereales, etc., así como atención médica, tiene la oportunidad de convivir con sus hijos y amistades, por lo que sí se están cumpliendo con darle la atención debida y que no se está violando sus derechos humanos.
El Juez resolvió que sea la familia del acusado la que le lleve sus alimentos, sin que ello implique que en el Cereso le dejen de proporcionar sus alimentos, que sea valorado por médicos especialistas para determinar el tipo de alimentos a consumir, que se le permite la práctica de un deporte o activación física en un calendario debidamente establecido y que se le dote de un colchón para que pueda tener su visita conyugal, permaneciendo en ese mismo módulo, donde se le colocará un timbre para que en caso de necesitar algo pueda ser escuchado, no obstante que en la audiencia se dijo que cada determinado tiempo pasan los custodios por ese módulo.
Durante la audiencia entre el escaso público una dama, al parecer familiar del acusado, se la pasó comiendo lunetas de chocolate y tomando su coca cola sin azúcar, un policía procesal le llamó la atención, pero ella ni se inmutó, siguió disfrutando sus golosinas.
(Armando Gamboa Romero)