Campeche

Piden no ser incrédulos

CAMPECHE, Cam., 28 de octubre.- Pidamos las cosas con fe, como aquella canción que dice “si tuvieras fe, como un granito de mostaza”, lamentablemente la moda de hoy en día es no creer en nada, es por ello que la lectura de hoy nos narra sobre aquella persona que estaba ciega, pero creía en los milagros de El Señor, señaló el Obispo Francisco González González.

La máxima autoridad de la Iglesia católica en el Estado, puso de ejemplo a aquellas personas que acuden con un médico, que después de haber consultado varias opciones y, al ser curados, recomiendan a los demás, difundiendo que este es bueno, pero con Jesús es todo lo contrario, indicó.

Jesús devuelve la vista al ciego, pero este milagro físico nos habla de otro más profundo. Parece que el ciego empieza a ver no sólo con los ojos, sino también con el corazón. Dice el Evangelio al final que “al momento recobró la vista y lo seguía por el camino”. Quizá haya pocos ciegos en el sentido físico entre nosotros.

“Ese es el milagro que hoy le tenemos que pedir a Jesús con toda fuerza, que nos cure el corazón, que nos abra los ojos, para creer, para levantarnos y caminar mano a mano con nuestros hermanos y hermanas, construyendo fraternidad, construyendo el Reino de Dios, trabajando para que nadie se quede en el camino, marginado, abandonado, para que los gritos de los que cerca de nosotros nos piden ayuda no nos resulten molestos, sino que sean llamados a vivir la fraternidad, tal y como Jesús quería. Jesús nos dará la fuerza y la gracia que necesitamos”, abundó en la homilía de este domingo.

Acompañado por varios misioneros que acudieron llenos de fervor y de fe, el Obispo González González dijo que bendecirá las imágenes que no sólo son estáticas, sino que representan el deseo de hacer misión, la fe te cambia la vida cuando te encuentras verdaderamente con Jesucristo; cuando los criterios de Jesús son tus criterios, acompañarás a Jesús en su camino y te convertirás en su discípulo.

Al final, indicó que frecuentemente nos quejamos y decimos que no sabemos rezar, poniendo como ejemplo al ciego del Evangelio, quien insiste en llamar a Jesús, y con tres palabras le dijo lo que necesita. Digámosle “Señor, aumenta mi fe”. Oremos entonces así, es triste la situación del ciego, pero mucho más lo son los no creyentes.

(POR ESTO! / Corresponsalías)