Campeche

Una visita non grata en el final de un trágico sexenio que sepultó al PRI

Eudaldo Chávez Molina ¡Crónicas del T´nab!

Indiciado como el Mecenas del Crimen Organizado que encabeza Joaquín “El Chapo” Guzmán, Enrique Peña Nieto aprovechó los últimos viajes del lujoso avión presidencial paso, inauguró en forma simbólica tres obras en esta Entidad, bajo la sombra de la noche. No estuvo en el lugar de las obras y no se dio cuenta de las irregularidades que éstas presentan. Llegó como un presunto culpable y se fue sin pena ni gloria.

Encabezó un trágico sexenio que sepultó al PRI y dio paso a la “Cuarta Transformación” y un cambio de régimen.

Fue tan desastroso el Gobierno Federal del cual fue titular, que a unos días de su salida, que millones de mexicanos exigen que sea enjuiciado, y está pendiente el planteamiento de una consulta popular para determinar finalmente si se enjuicia también a varios expresidentes de la República, y se consulte la posibilidad de enjuiciar también a los Gobernadores y expresidentes municipales.

En esta visita fugaz trascendió que 21 mil 400 millones de pesos destinó EPN a Campeche, fabulosa cantidad que no se refleja en el avance de nuestro Estado, donde se opera un gobierno de mentiras y maquetas.

Fiel a esta innovación en la forma de gastar millonario dinero, el presidente de la República inauguró tres obras simbólicas con sendas placas adheridas a una mampara, ni siquiera vio las obras físicamente.

Y es que se dice que esa millonaria cantidad es el triple de lo que Campeche recibió en las últimas dos administraciones federales. En un escenario montado en el lodo de la dársena de San Francisco de Campeche, el acto sin trascendencia transcurrió bajo la sombra de la oscuridad.

Es decir, EPN llegó a oscuras, como un fugitivo sobre quién pesa, no solamente la extinción del PRI, sino el desastroso estado de destrucción en que deja a nuestra patria.

Hereda un país destruido en su economía, envuelto en la vorágine de la inseguridad, corroído por la corrupción, colapsado por la impunidad, y con una estela de funcionarios acusados del desvío de millonarios recursos que impidieron el avance y desarrollo de los pueblos del territorio nacional, y es más, EPN se va y se lleva el estigma de mecenas y protector oficial del cártel que dirige “El Chapo” Guzmán.

Su mayor “legado” es un daño irreparable, un gobierno que comenzó con un fraude electoral y terminó siendo devorado por sus propios compatriotas. Termina el sexenio y acaba a la vez el contrato comercial de su matrimonio que en paquete le vendió Televisa. Una farsa de gobierno y otra farsa matrimonial para simular que la familia es base de nuestra sociedad.

La “Gaviota” sirvió nada más como un objeto ornamental, gracias al dinero del pueblo conoció gran parte del mundo y se gastó en provecho personal como joyas, vestuario, viajes de placer, etc.

No se le conoce ninguna obra altruista en bien de la clase pobre, más que soberbia y desplantes, una lujosa Casa Blanca emblema de la corrupción sexenal que marcó este mal gobierno.

Su final es triste; con ella acaba también el ciclo de las primeras damas, pues nunca supo entender su verdadero papel, su roce social siempre fue lejos de la clase más necesitada. El DIF fue para la actriz la tumba de un reinado fugaz. Pasó con más pena que gloria, en este sexenio solamente dejó una huella de estiércol que la historia se encargará de borrar, porque siempre lo negativo se debe enterrar en el pasado.

Se cacarea que el “amigo de Campeche” concedió a Campeche miles de millones de pesos adicionales, pero las obras cumbres del Estado no se han terminado, están estancadas como el caso emblemático del Puente de la Unidad que se ha pospuesto varias veces. Hoy en día tenemos una ciudad destruida, con sus calles llenas de baches, y obstruidas por el cierre de las calles aledañas con motivo de la construcción del Distribuidor Vial de la ría, una obra inútil.

Una obra innecesaria que en nada va a ayudar a ordenar el tráfico vehicular, pero eso sí, rompió con el del crecimiento de la ciudad. Confunden modernización con corrupción, porque de las obras mal planeadas salen millones de pesos para enriquecer al gobernador y a su gabinete.

Para el pueblo no hay ayudas, no hay medicina, no hay servicio eficiente en los hospitales, no hay créditos para el campo, no hay becas efectivas para los estudiantes, no hay seguridad social, no hay garantía de vida, porque se ha descuidado la seguridad del pueblo, y el Crimen Organizado nos avasalla a pasos agigantados.

Y para colmo, expresidentes municipales que por consigna saquearon los Ayuntamientos y dejaron en el rezago social a sus municipios, y de premio, pasaron a ser delegados del PRI, más bien sepultureros del tricolor en los funerales más desolados de la política campechana, con un Tenabo en la quiebra financiera, mientras el presunto culpable, el exedil José Francisco López Kú anda suelto y en la impunidad, gozando de todo el daño que le causó a su propio pueblo.

Se va EPN y deja un México enjuagado en sangre, con mayor pobreza, con mayor corrupción, con creciente impunidad, sin desarrollo, sin generación de empleo, con la educación colapsada, sin cimientos para crecer, y con escandalosos casos de corrupción de la mayoría de su gabinete. Campeche no tiene nada que agradecerle, a aquí no cumplió.

Sólo quien conoce la realidad de otras latitudes puede entender que todo fue una real simulación y que las obras inauguradas, son nada más actos simbólicos. Obras que se quedarán en simples maquetas que un día se imaginaron que iban a crecer en grande, y solamente la ineptitud y la mediocridad le ganaron a la sensibilidad humana. La realidad los delata.