CANDELARIA, Cam., 2 de noviembre.- Abarrotado lució este viernes el cementerio municipal, pues al menos mil 500 personas se congregaron al inmueble para recordar a sus seres queridos que descansan en este camposanto y a la vez participaron en la tradicional misa de acción de gracias que cada año se oficia en honor a los fieles difuntos en donde rezaron para pedir por el descanso de su alma y que obtengan la vida eterna.
El presbítero de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, José Liborio Bucio Lima, fue el encargado de oficiar la homilía en la que enfatizó que no deben tener miedo de expresar con lágrimas sus sentimientos más íntimos por la pérdida de alguien a quien verdaderamente amábamos, eso no es manifestación de falta de fe, al contrario, se alimenta y se purifica también nuestra alma.
Muchas veces parece injusto e incomprensible el hecho de tener que enfrentar este dolor, porque no estamos hechos para la muerte, sino para la vida y hoy nos reunimos en este lugar para rezar y recordar a nuestros difuntos, lo hacemos con fe y confianza.
Porque las almas de los justos descansan en las manos de Dios y nos les alcanzará ningún tormento por ello vivamos en la justicia.
Cuando una persona amada muere parece el fin de aquel que ha muerto, cuando el corazón de la persona amada deja de latir, parece que está condenada a la destrucción total, pero nuestra fe en Jesucristo nos dice que la vida de la persona no acaba con la muerte, sino que está destinada a vivir eternamente en la presencia del Señor y eso lo sabemos por nuestra fe, recordemos aquellas palabras de Jesucristo, yo soy la resurrección y la vida, quien creen en mi aunque muera vivirá , todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre.
Jesús resucitado es la garantía de que la muerte nos abrirá las puertas a la vida eterna a todos los hermanos y hermanas que estamos reunidos en este lugar, aquel momento será el encuentro definitivo de la familia en la casa del Padre, donde viviremos eternamente la comunión de los santos, sabemos por la comunión de la fe que el padre nos acogerá con los brazos abiertos y aunque como el hijo prodigo lleguemos a la casa con los vestidos manchados y desgarrados, si nosotros aceptamos su abrazo, su amor nos revestirá de gracia y entraremos a su casa y la gloria, señaló.
Me gustaría que nuestro Dios en el que creemos también sufre con cada uno de nosotros y él estuvo también con su hijo Jesús en la Cruz y esa es la actitud cuando veo que mi Dios está a mi lado aun en el momento más triste y más doloroso a creer que nos ha abandonado, a creer que no ha hecho nada por nosotros cuando perdemos de alguna forma a un ser querido, pero él sufre con nosotros y no nos abandona, indicó.
Habló del evangelio según San Mateo en el que enfatizó que Jesús dijo a sus discípulos que cuando venga el hijo del hombre rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles y se sentará en trono de gloria, entonces serán congregadas ante él todas las naciones y él apartará los unos de los otros como aparta el pastor a las ovejas y los cabritos y pondrá a las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda y dirá vengan, bendito de mi padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.
Tras concluir la eucaristía familiar acudieron a las tumbas para convivir con sus seres amados que descansan el sueño eterno, donde llevaron arreglos florales, veladoras y alimentos para disfrutar en familia.