CAMPECHE, Cam., 8 de diciembre.- El “Pedro Sáinz de Baranda”, principal centro de abasto popular de San Francisco de Campeche y también la principal generadora de ingresos diarios y caja chica de los presidentes municipales, es el más castigado, con una estructura casi derruida, con remiendos y parches. No justifica la visita de casi 10 mil personas a diario, en cuyo interior se vive el desorden y la anarquía.
Hay quienes consideran que el grado de abandono que presenta este sitio, que ocupa ya un lugar en la historia de la capital campechana, no es casualidad, sino una acción concertada entre las autoridades y las grandes tiendas departamentales que actualmente controlan la venta de alimentos perecederos.
La realidad es que desde hace varios lustros los espacios en donde se comercializaba gran parte de la comida que tiene como destino las mesas de los campechanos, tienen como particular característica la insalubridad, ya que por todos lados sobresale la inmundicia.
Se estima la existencia de mil 500 locatarios de diversos giros comerciales, desde los tradicionales boleros, hasta las “huacaleritas” (vendedoras de hortalizas de comunidades rurales), y dividida en secciones, tales como el de la sombrilla, zona seca, área húmeda (que abarca de venta maricos y carnes), área de comida y área de estacionamiento.
El centro de abasto recibe en promedio la visita de 10 mil personas diarias de lunes a viernes, y los sábados y domingo alcanza hasta las 15 mil personas, lo que hace rentable la permanencia de cada uno de los locales, hasta la más modesta vendedora de cilantros o de tamales en un espacio de un metro.
Los mil 500 locales con registro ante la tesorería del Ayuntamiento de Campeche no coinciden con lo que existe en su interior, donde han sido ocupados cada uno de los espacios por vendedores ambulantes y aparecen de la noche a la mañana nuevos locales, provocando el desorden, pero cuyos pagos no pasan a la tesorería.
Cada presidente municipal tiene un paso obligado al mercado “Pedro Sáinz de Baranda” en sus campañas y el ofrecimiento es el mismo: modernizar las instalaciones, invertir en la infraestructura, poner orden y garantizar la seguridad.
Sin embargo, la última modernización, ampliación y construcción del segundo piso fue en la administración del gobernador Jorge Carlos Hurtado Valdez en el 2006, posterior a esta administración sólo han sido remendos y parches a la infraestructura.
Desvío de recursos
Los locatarios aseguran que ese centro de abasto es la principal generadora de ingresos del Ayuntamiento de Campeche, sin embargo es la “caja” chica para los funcionarios, desde el subdirector de área, el director de Servicios Municipales hasta el propio alcalde, pues estiman que por cada local con documentos regulares hay por lo menos dos que operan de manera ilegal.
Si las cuotas se reportaran en su totalidad a las finanzas del Ayuntamiento, se tendría dinero suficiente para la modernización de las instalaciones y mantenimiento constante, sin embargo, se emplea la figura de “cobratorios”, de personas que acuden a diario a cobrar cuotas sin entregar recibos, en tanto los locatarios regulares acuden a las oficinas administrativas a realizar sus pagos.
El mayor desvío de recursos se registra en el uso de los cuartos fríos, por parte de los carniceros, así como la matanza de los animales desde el rastro público, donde solo se reporta un determinado número de animales sacrificados y no coincide con la cantidad que llega a los locales del centro de abasto.
En las primeras semanas de la actual administración municipal, se ha observado aumento desmedido de vendedores ambulantes, tanto en el interior como en el exterior, cada una de ellos con un pago de cuotas.
Pésimas instalaciones
Espacios sucios, pestilentes y techos con cuarteaduras es lo que se observa en las instalaciones del principal centro de abasto de la ciudad, el cual ha sido relegado por las autoridades municipales como un asunto prioritario; en consecuencia piden a los locatarios asumir su responsabilidad y contribuir a la limpieza.
Pese a la campaña de promoción hacia la ciudadanía para acudir a realizar sus compras en ese centro de abasto, ingresar al mercado “Sainz de Baranda” denota el abandono, desde el piso, paredes y techos reflejan el descuido y falta de mantenimiento.
El olor pestilente en las áreas de pescados y mariscos y de carnicerías, opacan el olor de las comidas tradicionales, en tanto los sanitarios muestran aspectos insalubres.
Los techos, representan peligro por las cuarteaduras, algunas de ellas sólo han sido resanadas de manera superficial, en tanto las pinturas demuestran el paso del tiempo, el uso de material de mala calidad, y las autoridades se abocan sólo al lavado del piso y limpieza de drenajes.
La inseguridad, es otro de los problemas que aqueja ese centro de abasto, tanto en el interior como en el exterior, lo que ha ocasionado que algunas familias prefieren ir a los supermercados.
(POR ESTO! / Campeche)