CAMPECHE, Cam., 8 de marzo.- El proyecto del Tren Maya no será resuelto sin antes conocer las opiniones y las aportaciones de los grupos étnicos y la comunidad académica, precisó Rogelio Jiménez Pons, director del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), quien este viernes estuvo en la capital campechana para la instalación del Consejo Técnico Consultivo Tren Maya del Estado de Campeche.
La recomendación de que sea un tren ligero el que ingrese a zonas arqueológicas, como la de Calakmul, está contemplada dentro del plan, incluso también han sido tomados aspectos como el que se use combustible como el hidrógeno, declaró Jiménez Pons, quien también está a cargo del megaproyecto turístico.
Previo a la ejecución del proyecto serán implementadas acciones en materia social e, incluso, se ha previsto realizar dos consultas, así como la elaboración de material informativo en los idiomas maya peninsular, chol y tzeltal, para que los pueblos indígenas estén enterados, explicó el funcionario.
En entrevista, previo a la instalación del Consejo Técnico Consultivo Tren Maya del Estado de Campeche, que se llevó a cabo en las instalaciones del Colegio de la Frontera Sur, Jiménez Pons aseveró que no se busca imponer una propuesta del Gobierno Federal sin antes escuchar a las comunidades y los académicos, sobre todo en lo que se refiere a los temas del medio ambiente.
El asunto de los estudios de impacto ambiental –subrayó- es algo que en forma indiscutiblemente deberá ser cubierto de manera satisfactoria.
Al titular de Fonatur se le preguntó sobre lo dicho por el ex director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la entidad, Antonio Benavides Castillo, sobre considerar inadecuado de que la ruta del Tren Maya incluya directamente las ciudades mayas de Calakmul, ante lo cual respondió: “Una cosa que es muy importante que el público sepa, es que un tren contamina 100 veces menos que una carretera”, por lo que es el medio de transporte ideal para el control de un acceso, ya que sólo te puedes bajar en las estaciones.
En el caso de una carretera, que incluso entra hasta la zona de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, los visitantes se pueden bajar en cualquier punto y no se tiene el control, lo que no sucede con una estación específica, por lo que tiene características más aplicables el tren, y el caso de llegar hasta la ciudad maya un tren ligero, dijo.
Aclaró que la forma en que se ingresará a la zona arqueológica aún no se decide y, aunque es parte del proyecto, ya se piensa en las alternativas propuestas, como la de un biólogo, de que sea un tren de hidrógeno.
“Un tren de hidrógeno, primero, no contamina, y segundo, se tiene un control estricto de quién entra y quién sale, cosa que le conviene mucho a la zona”, planteó.
Incluso justificó que actualmente una de las zonas más visitadas del país es Tulum, en Quintana Roo, donde se reciben cerca de tres millones 500 mil visitantes, en un área de tan sólo cinco hectáreas.
En el caso de Calakmul detalló que “nada más lo que es la zona arqueológica son 5 mil hectáreas, 5 mil veces más grande, entonces estamos hablando de la ciudad maya más grande en extensión, más grande que Teotihuacán, que se quiere una visita con el menor impacto posible”.
En esta región se tienen miles de hectáreas para distribuir a los visitantes y que los impactos no estén concentrados en un solo punto, por lo que añadió que se tienen muchas estrategias que están por definirse tanto el INAH mediante su director, Diego Prieto, como con el director de la Reserva, José Zuñiga, ya que es algo que le conviene a todos y que se expondrá sobre la mesa.
También descartó que exista descontento de las poblaciones indígenas o amenazas hacia la obra para impedir su ejecución.
De la consulta que se hará a los pueblos originarios específicos, dijo que serán de dos tipos, ya que la vía férrea que viene de Escárcega hacia Campeche ya tiene más de 70 años, por lo que será una consulta más informativa sobre el tema del desarrollo, mientras que la vía de Escárcega hacia Xpujil se implementará una consulta más exhaustiva, además de los estudios de impacto ambiental porque en este tramo no se tiene ferrocarril.
Negó que exista oposición a la realización del proyecto, mucho menos de poblaciones como Conhuás. “Las comunidades tienen que manifestarse, expresar sus preocupaciones” y las autoridades además de oírlas, entenderlas “y acatar en su momento las características en las cuales ellas quieren que sea su desarrollo”.
De las comunidades a aplicar la consulta, expresó que ya se tiene en dónde se aplicaría, aunque no lo recordaba en ese momento, además con el director del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, Adelfo Regino, para contar con material en maya, chol y tzetal y cumplir con lo que establece la Organización Internacional del Trabajo en la materia.
Justificó que en las comunidades por donde pasará el Tren Maya se tiene la libertad de externar sus legítimas preocupaciones; sin embargo, en ninguna se ha encontrado oposición.
También adelantó que en la Zona Sur de Campeche, primero llegarán los programas de la Secretaría de Bienestar, como “Sembrando Vidas”, o de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, de extensionismo agrario “y un año después vendría la construcción del Tren Maya”, ya que en esta zona sí se necesita hacer los estudios de impacto ambiental y las consultas correspondientes.
(POR ESTO! / Campeche)